14 de diciembre de 2004

EL CANDIL No. 36
Observatorio de derechos y conflicto urbano del IPC
www.ipc.org.co

Por
Rafael Rincón

PRIMER AÑO: MÁS FAJARDO QUE ALCALDE

Un nuevo estilo. El primero de enero de 2004 llegó a la Alcaldía de Medellín SERGIO FAJARDO VALDERRAMA, con un caudal electoral de 210.000 votos, con el aval de la Alianza Social Indígena, y como representante del movimiento político COMPROMISO CIUDADANO, una coalición cívica de fuerzas independientes de todos los matices.

Es la primera vez que Medellín tiene un Alcalde que no pertenece al bipartidismo. Un Alcalde que no contó con el apoyo de los partidos tradicionales, pero si de los poderes tradicionales como los empresarios del denominado sindicato antioqueño.

Sin lugar a dudas, llegó al Palacio Municipal de La Alpujarra un nuevo estilo de gobierno. Un estilo liviano, cálido, joven con banderas antipolíticas, que recorrió, la primera semana, oficina por oficina del Palacio Municipal, desde el piso doce hasta el sótano para saludar de mano a todos y cada unos de los funcionarios.

Llegó una persona joven, que después de seis años de campaña, venció a las maquinarias de los partidos liberal y conservador, con el apoyo de grupos independientes, empresarios, universidades, ONGs y organizaciones comunitarias.

Con banderas de antipolítica, de transparencia y de lucha anticorrupción en un contexto de desprestigio de la administración de Luis Pérez Gutiérrez, impulsada por los núcleos de opinión empresariales; y, reforzado por los desaciertos y los escándalos en las empresas de servicios públicos, tomó posesión de la Alcaldía de Medellín un matemático y profesor universitario.

Es un Alcalde visible. Goza de aprecio en medios escritos, radiales y de televisión; en Telemedellín es protagonista diario; y es valorado por revistas nacionales que afirman que en seis meses adelantó una Revolución en Medellín.[1] Las encuestas muestran a Fajardo como el Alcalde con más aceptación en Colombia.

Existe un esfuerzo grande de FAJARDO por no ser imagen de político y ésta actitud antipolítica se manifiesta en la carencia de una propuesta de gobernabilidad. No basta con maldecir los vicios de la clase política, hay que “desarrollar el buen juicio político, soportar la presión, crear sistemas de información, proponer metas creibles y movilizadoras, crear conceptos e imágenes, superar bloqueos que previamente parecían insuperables, gestionar conflictos, negociar y construir coaliciones”.[2]

Esperamos para el 2005, menos Fajardo, más Alcalde, más municipio.

[1] Revista Semana de julio 24 de 2004.
[2] Palabras del Dr. Sergio Fajardo en la instalación de las sesiones ordinarias del Concejo de Medellín.

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