EL CANDIL No. 26
Noticiero Al Día FM 102.3
Observatorio de derechos y conflicto urbano del IPC
www.corporacionpp.org.co
CALENTAMIENTO GLOBAL
Rafael Rincón
Oct. 4 de 2004
La temporada invernal con sus fríos, sus aguas, y sus desastres es una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de nuestro planeta.
Hoy somos 6.200 millones de seres humanos sobre la tierra, el doble de la población de 1972, y en el 2025 seremos 8.000 millones, en el 2050 9.300 millones, y a finales del siglo nos estabilizaremos en 12.000 millones, es decir, el doble de los que somos hoy.
El jueves pasado, Rusia ratificó el Protocolo de Kioto, acuerdo de 1997 para revertir el calentamiento global de la tierra. Este hecho tiene una gran importancia, ya que para que entrara en funcionamiento se necesitaba la aprobación de países cuyas emisiones sumadas dieran cuenta por el 55% de los gases que producen el denominado efecto invernadero. Y esa meta se consiguió con la ratificación rusa.
Desde 1860 las temperaturas medias de la superficie terrestre han aumentado en 0,6 grado centígrado y, con el ritmo de crecimiento industrial actual, se estima que para el 2010 se elevará en 2 grados Celsius y a 6 durante el próximo siglo. Si esos pronósticos se confirman, producirían desastres naturales de graves consecuencias: los niveles del mar seguirán aumentando; para el 2080 se cree que 200 millones de personas sufrirán inundaciones por tormentas costeras anualmente; deslizamientos o corrimientos de tierra por la intensidad de las precipitaciones, entre otros.
El protocolo pide a las naciones industrializadas que para el período 2008-2012 reduzcan su generación de gases en un 5% por debajo de los niveles que había en 1990. Estados Unidos, aunque es el principal emisor del mundo, ha sido el mayor opositor de la iniciativa. En 2001, el Presidente norteamericano estableció que su gobierno no seguiría las exigencias de Kioto, porque hacerlo tendría un alto costo para su economía.
Las dificultades de fondo en todo este debate son como poner límites a las emisiones de gases, quiérase o no, supone frenos a las actividades económicas. Para muchos, incluso, lo que está en juego son las expectativas de desarrollo.
A pesar de eso, se sabe que las consecuencias económicas negativas que han generado los desastres climáticos han sido abrumadoras: en el período entre los años 50 y 90 han alcanzado los 40 mil millones de dólares.
Por eso y por los desastres naturales que se pronostican si sigue esta tendencia, es claro que evitar el calentamiento global es prioritario. Las razones de todo tipo para que las naciones ratifiquen el Protocolo son, por tanto, claras. Pero su negociación no ha sido fácil, ya que algunos sectores industriales consideran que sus intereses están en juego y presionan para que sean protegidos.
No hay duda de que la aprobación del Protocolo por Rusia es un gran avance. Sin embargo, queda mucho camino por delante. El compromiso de las naciones actuales sólo disminuirá la emisión en un 5% y la UE, por ejemplo, ha establecido que se necesita un 60% para evitar los efectos más significativos del calentamiento global.

4 de octubre de 2004
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