28 de septiembre de 2004

EL CANDIL No. 25
Noticiero Al Día FM 102.3
Observatorio de derechos del IPC
www.ipc.corporacionpp.org.co

LOS PODERES OCULTOS

Rafael Rincón
28 de septiembre de 2004

Vivimos en una democracia con doble cara. Una cara visible y falsa, que muestran los medios de comunicación, las encuestas, las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística; y, otra cara, invisible y cierta, que vive la gente que está desempleada, que no tiene servicios públicos, que está enferma.
Una cara institucional para mostrar al mundo, la de la Constitución Política de 1991, la del Estado Social de Derecho; y una cara neoliberal, la del 64% de la población bajo la línea de pobreza. Una es la Colombia de la calle, y otra es la Colombia de la web.
La ilusión democrática ha sido la representación, es decir, hacer visible el ejercicio del poder público a todos los ciudadanos y ciudadanas; el sueño es tener un gobierno del poder público en público.
Sin embargo, lo que está creciendo es la vocación al secreto. No es considerado muy “político” el que una persona diga lo que siente o piensa, no es muy “político” el que devela los secretos, los acuerdos burocráticos, los pactos ocultos. Se considera muy profesional a quien es capaz de callar, de morderse la lengua, y no a quien dice lo que piensa.
De esta manera son creados centros paralelos de poder entre quienes manejan los secretos públicos. Por eso crece más la nómina de asesores, la nómina paralela que las plantas de personal.
Así por ejemplo, cuando comienza un proceso de paz y los actores del mismo reclaman prudencia, lo que están pidiendo es oscuridad para poder hacer acuerdos, que muchas veces son ilegales e inconstitucionales.
Si se quiere negociar la impunidad de los genocidas, esa negociación no se puede hacer de cara al país y a la comunidad internacional. Es fácil imponer “penas” simbólicas en el derecho interno, pero de lo que se trata es como excluir a los poderes reales ocultos de la extradición o del fuero de la Corte Penal Internacional.
La democracia es una forma de gobierno en la cual los ciudadanos ven el ejercicio del poder, mientras el autoritarismo es la forma de Estado en la cual el poder ve todo de los ciudadanos.
El Leviatán, que por un lado oculta su quehacer, sus negociaciones, por el otro quiere ver todo lo que hacen sus súbditos.
Por eso graba sus conversaciones, le realiza seguimientos, intercepta sus teléfonos, le toma fotos, recluta informantes, paga recompensas para tener un control total del ciudadano y convierte así la estructura del poder en un panóptico medieval.
Vivimos tiempos oscuros en donde no vemos el poder real, nos educamos para percibir el país virtual. Momentos de mentiras, de calumnias, de desinformación. Momentos de inseguridad.
Tiempos en los que quienes portan luces son desaparecidos, asesinados, reprimidos o silenciados. Paz en la tumba del profesor e investigador social Alfredo Correa de Andreís.

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