29 de agosto de 2004

EL CANDIL No. 14

Rafael Rincón
27 de julio de 2004

GENOCIDIOS POR MEDALLAS

Los genocidios son los homicidios masivos y sistemáticos por motivos de raza, etnia, credo, política, o ideología. La historia de la humanidad, infortunadamente, ha estado nutrida de genocidios. En el siglo XX, por ejemplo, presenciamos de cabeza a cola, la muerte masiva de miles de personas.
En 1915, en la época del imperio otomano, las autoridades turcas dieron muerte a un millón doscientos mil personas; en la segunda, guerra mundial fueron asesinados seis millones de judíos por el imperio nazi; en 1975, en Timor Oriental fueron masacrados 200.000 personas; en ese mismo año el régimen de los Jemeres rojos, en Vietnam exterminó dos millones de personas; y, en 1994, fueron asesinados 800.000 tutsis en Ruanda.
Para colmo de males, el siglo XXI no escapa a los genocidios. El Gobierno de Sudán patrocina a las milicias árabes que están masacrando a miles de personas en la región de Darfur.
En Colombia el genocidio no ha sido un crimen extraño. Cientos de masacres han sido cometidas en nombre de la revolución, de las autodefensa, de la guerra al narcotráfico, de la seguridad democrática o de la justicia social.
Con la guerra preventiva hacia Irak van 10.000 civiles muertos y destruida la infraestructura económica y cultural de los sumerios. Esta guerra infundada, convocada para luchar contra el eje del mal tuvo adherentes de todas partes del mundo. Inglaterra, España, Australia y en Sudamérica Colombia. Otros rehusaron a participar como Alemania, Francia, Venezuela y las Naciones Unidas. Y, otros guardaron neutralidad como Rusia y Suiza.
Hoy cuando se hacen las evaluaciones de las causas de la guerra, cuando el informe Hutton en Gran Bretaña muestra que la guerra no tenía fundamento; cuando el informe del Congreso norteamericano concluye que no existían armas de destrucción masiva y que no había relación entre Al Quada y Sadam Husseim el genocidio se ha cometido.
George Bush, Tony Blair, José María Aznar, Álvaro Uribe y todos los Jefes de Estado que se sumaron a este crimen son los responsables de embarcar al mundo en esta siniestra aventura.
Sin embargo, todos ellos están muy lejos de un reato de conciencia. Bush busca su reelección para continuar la guerra preventiva y liderar el eje del bien; de 18 billones de dólares aprobados para la reconstrucción de Iraq, sólo ha ejecutado 400 millones; Blair terminará su mandato sin pena ni gloria; Uribe Vélez, quiere repetir para seguir a pie juntillas los designios de su patrón del norte; y José María Aznar, después de perder las elecciones por difundir mentiras, busca con dos millones de dólares una medalla en el Congreso norteamericano que lo califique como líder antiterrorista.
La verdad es que todos los que están haciendo la guerra de exterminio en Irak tienen que salir ante la comunidad internacional por lo menos a reconocer su craso error y, luego, la justicia internacional, deberá juzgar esta ignominia y deducir las responsabilidades penales del caso.

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