EL CANDIL No. 7
No más víctimas, no más guerra
Rafael Rincón
8 de junio de 2004
Víctima es una persona inocente que ha sufrido un daño muchas veces irreparable. Las víctimas de la guerra se han multiplicado con el escalamiento del conflicto armado y con el desarrollo de una guerra contra la gente. Los colombianos estamos perdiendo una guerra que deja miles de secuestrados, de desaparecidos forzadamente, de personas fallecidas, de desarraigados, de amenazados, de discapacitados, de huérfanos, de desterrados, millones de desplazados, centenares
Todas las víctimas buscan verdad, justicia y reparación. La verdad, el esclarecimiento de los hechos, el derecho a conocer lo que paso, cuando, cómo y porque son necesarios para tramitar el dolor; son necesarios para aligerar las cargas y caminar con mayor facilidad y felicidad; son necesarios para dosificar la amargura que deja la ausencia de un ser querido.
La justicia la necesita la sociedad como un servicio público; es decir, sin venganzas, sin mano propia, con un tercero imparcial que identifique e individualice a los autores, que precise el grado de responsabilidad y en nombre de todos los asociados ejerza el poder punitivo.
Las víctimas tienen derecho a la reparación. El restablecimiento debe ser posible y por lo menos debe mitigar la perdida sufrida. Debe darse una indemnización por los autores de los hechos y debe existir un apoyo del Estado, quien en nombre de la sociedad contribuya a la reparación del daño.
Las víctimas tienen derecho a no ser olvidadas. Precisamente lo que busca el verdugo es desaparecer a su objetivo, sacarlo del mundo y de la representación de todos. La memoria de las víctimas es una forma de lograr la reparación de una perdida. La reconstrucción simbólica mitiga la perdida y hace más fácil y feliz el camino.
Por el contrario, las actitudes y hechos que se oponen a los derechos de las víctimas son el silencio, la impunidad y la no responsabilidad. Ante las víctimas el agache fortalece la calidad de adoloridos y de resentidos.
Esclarecer, buscar justicia e intentar la reparación son deberes que contribuyen a desvictimizar y a que volvamos a condiciones de normalidad, son comportamientos que nos permiten gerenciar el dolor.
Finalmente, lo más importante que tenemos que hacer es que no haya más víctimas de la guerra y para ello debemos comprometernos todos y todas con el fin de la guerra. ¿Cómo?.
Hay muchas maneras, hoy creemos que la guerra se acaba con la guerra, ayer le apostamos a la negociación del conflicto armado; otros han creado vías alternativas como la noviolencia; hay otra, que es la de quitarle fuerza a la fuerza; se trata que en todos los actos de nuestra vida le quitemos fuerza a la fuerza. Invéntese usted una forma de acabar con la guerra.

8 de junio de 2004
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