el yesQuero nro. 186
Colombia limita al norte con la tortura
Por
Rafael Rincón Patiño*
El terrorismo de Estado es una forma de ejercicio del poder estatal cuya regla de reconocimiento permite y/o impone, con miras a crear el temor generalizado, la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la lucha por el poder (Garzón Valdes, Ernesto. Filosofía, política, derecho, Universitat de Valencia, 2001, p. 131).
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, defiende la tortura así: “Nuestra mayor responsabilidad es detener los ataques terroristas. Y este no es momento para que el Congreso abandone técnicas que tienen un historial comprobado de mantener a Estados Unidos a salvo”. Son las palabras del Gobierno de un Estado liberal defendiendo la tortura y vetando la prohibición legal establecida por el Congreso.
El Gobierno norteamericano legitima la tortura del agua (waterboarding), la hipotermia, las descargas eléctricas, el obligar a los reos a realizar actos sexuales, y la inanición provocada como técnicas válidas contra “terroristas endurecidos”.
La degradación moral de Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo ha implicado la eliminación del hábeas corpus, la aceptación de 22 millones de grabaciones a ciudadanos norteamericanos, la destrucción por parte de la Central de Inteligencia Americana (CIA) de las grabaciones de los interrogatorios a reos, las cárceles clandestinas, las torturas en Abu Ghraib, la captura y detención ilimitada, la negación del debido proceso y del derecho de defensa a los reclusos de la cárcel de Guantánamo.
Colombia limita al norte con la tortura. El Gobierno estadounidense es el que certifica a Colombia en derechos humanos y lo ha hecho a contrapelo de todas las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU.
La Constitución Política de 1991 proscribe la pena de muerte, pero el Gobierno colombiano con su ministro de defensa, Juan Manuel Santos, el comandante de las Fuerzas Militares, general Padilla de León, y el Director Nacional de la Policía, Oscar Naranjo, señalan sin rubor el éxito de una muerte planeada y ejecutada en territorio ecuatoriano.
No sólo se violó la Carta de la OEA, también se violó la Carta Política. El Gobierno salió avante en la legitimación de estos hechos a nivel interno, pero, confesó y por eso adhirió a la Resolución 930 del Consejo Permanente de la OEA que califica el hecho como una incursión en territorio del Ecuador, en la provincia de Sucumbíos, sin consentimiento expreso de ese país.
Dice el Consejo Permanente de la OEA que el hecho constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de principios del derecho internacional.
El Gobierno colombiano suscribió la Resolución 930/08 de la OEA admitiendo su responsabilidad, pero no hace lo mismo en el derecho interno. Al contrario, califica el bombardeo como un éxito sin antecedentes.
Colombia tiene un Gobierno sin límites. La Colombia de Uribe V. es una Colombia sin límites morales. El ex viceministro de justicia, hoy Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, legitima la muerte de un jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y de su compañera a manos de un guerrillero subalterno que lo hace para reclamar una recompensa millonaria. Alias “Rojas” mató a su jefe, le desmembró la mano derecha al cadáver y va a ser premiado con $5.000 millones de pesos. Ejecutar el terror en el adversario lo absuelve ante la Fiscalía. ¡Qué horror!
El comandante del Ejército Freddy Padilla de León, de manera pragmática, participa de esta teoría que privilegia los resultados sobre la dignidad humana. Anteponen estos funcionarios los “positivos” a la inviolabilidad del cuerpo, a la integridad física y moral de las personas, ellos desconocen la Constitución; no tienen Constitución, tienen enemigos.
Reconocen ambos funcionarios que no es una acción legítima pero sí legitimable. ¿Cómo legitimarla? Aplaudiendo su valor, su osadía, su frialdad y, por supuesto, valorando el resultado. Dice el Fiscal que puede que sea ilegal, pero que el principio de oportunidad permitiría exonerarlo por la utilidad del muerto y de la información entregada. ¡Que horror!
Si el caso Jamundí (Valle del Cauca), el de la masacre de policías en manos de una unidad de alta montaña del Ejército, hubiera estado en manos de la justicia castrense, con el general Padilla de León como última instancia, estuviera asegurada la impunidad, se hubiera exculpado a los responsables, quizás de la misma manera cómo se han exonerado de responsabilidad a centenares de autores de ejecuciones extrajudiciales. ¡Que horror!
En Colombia la pena de muerte no es ni constitucional ni legal, ni legítima, pero sus autoridades la están legitimando afirmando que se debe pagar una recompensa a quien la practica en personas perseguidas por el Ejército o la Policía, o absteniéndose de iniciar una investigación penal, como lo hace el fiscal general Mario Iguarán.
En una encuesta de medios el 83% de los colombianos aprobó los medios y la muerte del guerrillero de las Farc, pero eso no quiere decir que sea una muerte inscrita en el Estado de derecho, o que sea una muerte legítima, es una muerte legitimada que tiene autores intelectuales y materiales responsables. Los jueces no pueden fallar consultando las encuestas, están obligados a fallar aplicando la Constitución y la ley.
Todos los Estados miembros de la OEA, el 100%, reprobó los medios utilizados por Colombia para dar muerte al comandante guerrillero, afirmaron que se había violado el derecho internacional, que se violó el principio de inviolabilidad de las fronteras. Que fue una acción ilegal.
El Gobierno colombiano ha legitimado internamente su acción en la guerra contra el terrorismo, pero debió pedir excusas por la violación de las fronteras del Ecuador. Externamente su acción no fue considerada legítima y los 34 Estados la reprobaron.
En Colombia los terroristas se deben perseguir de la misma forma como se persiguen los no terroristas. No hay una Constitución para los terroristas, no hay pena de muerte para los terroristas.
Hay que decir que Colombia no tiene una guerrilla terrorista y, además que Colombia no es un Estado terrorista. La guerrilla colombiana no es la ETA y Colombia no es Israel. Lo primero: decir que la guerrilla es una organización terrorista es decir una verdad a medias que es lo mismo que decir una mentira, pero se dice para justificar otra violencia, considerada mal menor, la del paramilitarismo y la de las violaciones a los derechos humanos.
La guerrilla es una organización delictiva que comete actos terroristas, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra que deben ser juzgados a nivel nacional e internacional. Pero, reducirla a terrorismo es ignorar sus causas.
Así como los secuestros no gozan de legitimidad, pero son legitimados por los mandos guerrilleros como retenciones, así la muerte planeada de jefes guerrilleros no tiene legitimidad, pero están siendo legitimadas por las autoridades de un Estado de derecho como resultados positivos producto de una guerra contra el terrorismo.
Lo segundo, Colombia no es un Estado terrorista, pero tiene agentes que cometen actos terroristas como las desapariciones forzadas, el desplazamiento forzado, la tortura, ejecuciones extrajudiciales o el desmembramiento.
La eficacia del actual Gobierno colombiano fundada en la legitimación de la muerte no es éticamente admisible, es una eficacia propia de un Estado que usa el terrorismo para afianzarse en el poder. Cuando el Gobierno exhibe el cadáver de su adversario persigue un efecto de intimidación que es más efectivo que el de la destrucción del enemigo.
Cuando un Gobierno logra intimidar gracias a su arbitrariedad coactiva está instituyendo un Estado de facto, así sea promovido con el pomposo nombre de Estado comunitario.
Aunque la consigna de la reelección presidencial “Adelante Presidente”, ha sido leída y aplicada como una patente de corso para erradicar el denominado terrorismo, ella no puede convertirse en una licencia para derrumbar el precario Estado de Derecho existente.
* Director de háBeas Corpus, Oficina de Derechos y Gobernabilidad.
Medellín, 11 de marzo de 2008
El Gobierno norteamericano legitima la tortura del agua (waterboarding), la hipotermia, las descargas eléctricas, el obligar a los reos a realizar actos sexuales, y la inanición provocada como técnicas válidas contra “terroristas endurecidos”.
La degradación moral de Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo ha implicado la eliminación del hábeas corpus, la aceptación de 22 millones de grabaciones a ciudadanos norteamericanos, la destrucción por parte de la Central de Inteligencia Americana (CIA) de las grabaciones de los interrogatorios a reos, las cárceles clandestinas, las torturas en Abu Ghraib, la captura y detención ilimitada, la negación del debido proceso y del derecho de defensa a los reclusos de la cárcel de Guantánamo.
Colombia limita al norte con la tortura. El Gobierno estadounidense es el que certifica a Colombia en derechos humanos y lo ha hecho a contrapelo de todas las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU.
La Constitución Política de 1991 proscribe la pena de muerte, pero el Gobierno colombiano con su ministro de defensa, Juan Manuel Santos, el comandante de las Fuerzas Militares, general Padilla de León, y el Director Nacional de la Policía, Oscar Naranjo, señalan sin rubor el éxito de una muerte planeada y ejecutada en territorio ecuatoriano.
No sólo se violó la Carta de la OEA, también se violó la Carta Política. El Gobierno salió avante en la legitimación de estos hechos a nivel interno, pero, confesó y por eso adhirió a la Resolución 930 del Consejo Permanente de la OEA que califica el hecho como una incursión en territorio del Ecuador, en la provincia de Sucumbíos, sin consentimiento expreso de ese país.
Dice el Consejo Permanente de la OEA que el hecho constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial del Ecuador y de principios del derecho internacional.
El Gobierno colombiano suscribió la Resolución 930/08 de la OEA admitiendo su responsabilidad, pero no hace lo mismo en el derecho interno. Al contrario, califica el bombardeo como un éxito sin antecedentes.
Colombia tiene un Gobierno sin límites. La Colombia de Uribe V. es una Colombia sin límites morales. El ex viceministro de justicia, hoy Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, legitima la muerte de un jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y de su compañera a manos de un guerrillero subalterno que lo hace para reclamar una recompensa millonaria. Alias “Rojas” mató a su jefe, le desmembró la mano derecha al cadáver y va a ser premiado con $5.000 millones de pesos. Ejecutar el terror en el adversario lo absuelve ante la Fiscalía. ¡Qué horror!
El comandante del Ejército Freddy Padilla de León, de manera pragmática, participa de esta teoría que privilegia los resultados sobre la dignidad humana. Anteponen estos funcionarios los “positivos” a la inviolabilidad del cuerpo, a la integridad física y moral de las personas, ellos desconocen la Constitución; no tienen Constitución, tienen enemigos.
Reconocen ambos funcionarios que no es una acción legítima pero sí legitimable. ¿Cómo legitimarla? Aplaudiendo su valor, su osadía, su frialdad y, por supuesto, valorando el resultado. Dice el Fiscal que puede que sea ilegal, pero que el principio de oportunidad permitiría exonerarlo por la utilidad del muerto y de la información entregada. ¡Que horror!
Si el caso Jamundí (Valle del Cauca), el de la masacre de policías en manos de una unidad de alta montaña del Ejército, hubiera estado en manos de la justicia castrense, con el general Padilla de León como última instancia, estuviera asegurada la impunidad, se hubiera exculpado a los responsables, quizás de la misma manera cómo se han exonerado de responsabilidad a centenares de autores de ejecuciones extrajudiciales. ¡Que horror!
En Colombia la pena de muerte no es ni constitucional ni legal, ni legítima, pero sus autoridades la están legitimando afirmando que se debe pagar una recompensa a quien la practica en personas perseguidas por el Ejército o la Policía, o absteniéndose de iniciar una investigación penal, como lo hace el fiscal general Mario Iguarán.
En una encuesta de medios el 83% de los colombianos aprobó los medios y la muerte del guerrillero de las Farc, pero eso no quiere decir que sea una muerte inscrita en el Estado de derecho, o que sea una muerte legítima, es una muerte legitimada que tiene autores intelectuales y materiales responsables. Los jueces no pueden fallar consultando las encuestas, están obligados a fallar aplicando la Constitución y la ley.
Todos los Estados miembros de la OEA, el 100%, reprobó los medios utilizados por Colombia para dar muerte al comandante guerrillero, afirmaron que se había violado el derecho internacional, que se violó el principio de inviolabilidad de las fronteras. Que fue una acción ilegal.
El Gobierno colombiano ha legitimado internamente su acción en la guerra contra el terrorismo, pero debió pedir excusas por la violación de las fronteras del Ecuador. Externamente su acción no fue considerada legítima y los 34 Estados la reprobaron.
En Colombia los terroristas se deben perseguir de la misma forma como se persiguen los no terroristas. No hay una Constitución para los terroristas, no hay pena de muerte para los terroristas.
Hay que decir que Colombia no tiene una guerrilla terrorista y, además que Colombia no es un Estado terrorista. La guerrilla colombiana no es la ETA y Colombia no es Israel. Lo primero: decir que la guerrilla es una organización terrorista es decir una verdad a medias que es lo mismo que decir una mentira, pero se dice para justificar otra violencia, considerada mal menor, la del paramilitarismo y la de las violaciones a los derechos humanos.
La guerrilla es una organización delictiva que comete actos terroristas, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra que deben ser juzgados a nivel nacional e internacional. Pero, reducirla a terrorismo es ignorar sus causas.
Así como los secuestros no gozan de legitimidad, pero son legitimados por los mandos guerrilleros como retenciones, así la muerte planeada de jefes guerrilleros no tiene legitimidad, pero están siendo legitimadas por las autoridades de un Estado de derecho como resultados positivos producto de una guerra contra el terrorismo.
Lo segundo, Colombia no es un Estado terrorista, pero tiene agentes que cometen actos terroristas como las desapariciones forzadas, el desplazamiento forzado, la tortura, ejecuciones extrajudiciales o el desmembramiento.
La eficacia del actual Gobierno colombiano fundada en la legitimación de la muerte no es éticamente admisible, es una eficacia propia de un Estado que usa el terrorismo para afianzarse en el poder. Cuando el Gobierno exhibe el cadáver de su adversario persigue un efecto de intimidación que es más efectivo que el de la destrucción del enemigo.
Cuando un Gobierno logra intimidar gracias a su arbitrariedad coactiva está instituyendo un Estado de facto, así sea promovido con el pomposo nombre de Estado comunitario.
Aunque la consigna de la reelección presidencial “Adelante Presidente”, ha sido leída y aplicada como una patente de corso para erradicar el denominado terrorismo, ella no puede convertirse en una licencia para derrumbar el precario Estado de Derecho existente.
* Director de háBeas Corpus, Oficina de Derechos y Gobernabilidad.
Medellín, 11 de marzo de 2008
Colombia limits to the North with torture
By
Rafael Rincón Patiño*
State terrorism is a form of exercising state power whose trademark is to allow and/or impose, for the purpose of spreading fear in general, the clandestine, unpredictable and diffused application, also on manifestly innocent people, of coercive measures that are forbidden by the legal juridical order, hindering or stopping judicial action and transforming the government into an active agent of the struggle for power (Garzón Valdes, Ernesto. Filosofía, política, derecho, Universitat de Valencia, 2001, p. 131).
The President of the United States, George W. Bush, defends torture as follows: “Our greatest responsibility is to stop terrorist attacks. "This is no time for Congress to abandon practices that have a proven track record of keeping America safe”. These are the words of the Government of a Liberal State defending torture and vetoing its legal prohibition as established by Congress.
The North American Government legitimates torture by water (waterboarding), hypothermia, electrical discharges, starvation and forcing prisoners to perform sexual acts, as valid practices against “hardened terrorists”.
The moral degradation of the United States in its struggle against terrorism has implied the elimination of habeas corpus, the acceptance of 22 million illegal tapes of North American citizens, destruction by the Central Intelligence Agency CIA of recordings made while prisoners are interrogated, the coming into being of clandestine prisons, the tortures at Abu Ghraib, arrest and detention without limits in time, the denial of due process of the law and the right to self defense of prisoners being held at Guantánamo Prison.
Colombia limits to the North with torture. The U.S. Government is the one certifying Colombia’s compliance with human rights and has certified the country contradicting all human rights organizations, as well as the rulings of the Inter American Court of Human Rights, The Organization of American States (OAS), and the UN High Commissioner for Human Rights.
The country’s most recent Political Constitution of 1991 abolishes the death penalty, but the Colombian Government, under its Minister of Defense, Juan Manuel Santos, Commander-in-chief of the Armed Forces, General Padilla León, and National Police Director, Oscar Naranjo, boasts without even blushing about the success of killings they planned and executed on Ecuadorian soil.
Not only was the OAS Charter violated, but also Colombia´s own Constitution. The Government rushed to legitimate its actions domestically, although it owned up to and thus ratified Resolution 930 of the OAS Permanent Council, which qualifies Colombia´s action as an incursion into foreign soil – the Province of Sucumbios in Ecuador – without that country´s express authorization.
The OAS’ Permanent Council has declared Colombia’s action a violation of Ecuador’s sovereignty and territorial integrity and a violation of the principles of international law.
The Colombian Government subscribed Resolution 930/08 of the OAS, admitting its responsibility, but does not do the same domestically. On the contrary, it continues to publically qualify the bombing they carried out as an unprecedented success.
Colombia has a Government without limits. Alvaro Uribe’s Colombia is a country with no moral limits. Ex Vice-Minister of Justice and current National Attorney General, Mario Iguarán, legitimates the death of Iván Ríos, a commander of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc) and his partner at the hands of one of his subordinates, who killed him to claim a bounty of millions. Alias “Rojas” killed his boss, cut off his right hand, and shall be rewarded with $5.000 million pesos. For executing terror on an adversary, the Attorney General’s Office declares him not guilty. How terrible!
In a practical manner, Army Commander Freddy Padilla de León participates in this theory prioritizing results over human dignity. These public servants choose ¨positives¨ over the body’s inviolability, people´s moral and physical integrity. They repudiate the Constitution; they have no Constitution, they have enemies.
Both public servants admit these actions are not legitimate but can well be legitimated. How to legitimate them? Applauding the courage of the perpetrators, their daring and sang froide, and they praise the results. The Attorney General says perhaps it is illegal, but the opportunity principle allows exonerating the perpetrator due to the usefulness of the death and the information retrieved. How terrible!
If the Jamundí case (in Valle del Cauca), the massacre of a group of policemen at the hands of a mountain army brigade, had been under the rule of military justice, with General Padilla de León as the highest in command, impunity would be assured and the people incriminated would have been released, just like hundreds of those guilty of extrajudicial executions are let off the hook. How terrible!
The death penalty in Colombia is not constitutional, legal or legitimate, but government authorities are legitimating it, affirming that an award must be paid to those who execute individuals who are being persecuted by the Army or the Police, or abstaining from carrying out a penal investigation, as Attorney General Mario Iguarán does.
In a press survey conducted recently, 83% of Colombians approved the means and death of the FARC guerrilla leader, but that does not mean that this death can be tolerated in a rule of law. It is a death that has been legitimated and has intellectual and material authors. Judges cannot base their verdicts on surveys; they are obliged to apply the Constitution and the law.
All members of the OAS, 100% of them, disapproved of the means used by Colombia to kill guerrilla commander Raúl Reyes, affirming that international law had been violated, and the principle of inviolability of the frontiers. They judged it an illegal action.
The Colombian Government has domestically legitimated its action in the war against terrorism, but it had to apologize for violating the frontiers of Ecuador. Its action was not considered legitimate abroad and 34 States condemned it.
Terrorists should be pursued in the same way as non terrorists are. There is no separate Constitution for terrorists, no death penalty instituted for terrorists.
Colombia does not have a terrorist guerrilla and Colombia is also not a terrorist State. The Colombian guerrilla is not ETA and Colombia is not Israel. First, to say that the guerrilla is a terrorist organization is to state a half truth, and thus a lie, but this lie is sustained in order to justify another violence, considered the lesser evil, that of paramilitarism and violations of human rights.
The guerrilla is a criminal organization that commits terrorist acts, crimes against humanity and war crimes that should be judged at both national and international levels. But to reduce it to terrorism is to ignore its causes.
Just like kidnappings are not legitimate, though the guerrilla attempt to legitimate them by calling them retentions, planning the execution of guerrilla commanders is also not legitimate, but it is being legitimated by the authorities in a rule-of-law State, as positive results yielded by a war against terrorism.
In the second place, Colombia is not a terrorist State but its agents commit terrorist acts, such as forced disappearances, forced displacement, tortures, extrajudicial executions and dismemberments.
The effectiveneess of the current Colombian government, founded on the legitimation of death, is not ethically admisible, it is effectiveness typical of a State using terrorism to maintain its foothold on power. When the Government places the dead body of its adversary on display, it is seeking an intimidation effect that is more effective than the destruction of the enemy.
When the Government succeeds in intimidating, thanks to its coactive arbitrariness, it is instituting a de facto State, even though it may be promoting it under the fancy label of a Communitarian State.
Although the presidential slogan for President Uribe’s reelection, “Go ahead, Mr. President”, has been interpreted and applied like a kind of carte blanche to eradicate purported terrorism, it cannot turn into a license to demolish the existing rule-of-law State, already most precarious.
* Director de háBeas Corpus, Oficina de Derechos y Gobernabilidad.
Medellín, March 11 2008
The North American Government legitimates torture by water (waterboarding), hypothermia, electrical discharges, starvation and forcing prisoners to perform sexual acts, as valid practices against “hardened terrorists”.
The moral degradation of the United States in its struggle against terrorism has implied the elimination of habeas corpus, the acceptance of 22 million illegal tapes of North American citizens, destruction by the Central Intelligence Agency CIA of recordings made while prisoners are interrogated, the coming into being of clandestine prisons, the tortures at Abu Ghraib, arrest and detention without limits in time, the denial of due process of the law and the right to self defense of prisoners being held at Guantánamo Prison.
Colombia limits to the North with torture. The U.S. Government is the one certifying Colombia’s compliance with human rights and has certified the country contradicting all human rights organizations, as well as the rulings of the Inter American Court of Human Rights, The Organization of American States (OAS), and the UN High Commissioner for Human Rights.
The country’s most recent Political Constitution of 1991 abolishes the death penalty, but the Colombian Government, under its Minister of Defense, Juan Manuel Santos, Commander-in-chief of the Armed Forces, General Padilla León, and National Police Director, Oscar Naranjo, boasts without even blushing about the success of killings they planned and executed on Ecuadorian soil.
Not only was the OAS Charter violated, but also Colombia´s own Constitution. The Government rushed to legitimate its actions domestically, although it owned up to and thus ratified Resolution 930 of the OAS Permanent Council, which qualifies Colombia´s action as an incursion into foreign soil – the Province of Sucumbios in Ecuador – without that country´s express authorization.
The OAS’ Permanent Council has declared Colombia’s action a violation of Ecuador’s sovereignty and territorial integrity and a violation of the principles of international law.
The Colombian Government subscribed Resolution 930/08 of the OAS, admitting its responsibility, but does not do the same domestically. On the contrary, it continues to publically qualify the bombing they carried out as an unprecedented success.
Colombia has a Government without limits. Alvaro Uribe’s Colombia is a country with no moral limits. Ex Vice-Minister of Justice and current National Attorney General, Mario Iguarán, legitimates the death of Iván Ríos, a commander of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc) and his partner at the hands of one of his subordinates, who killed him to claim a bounty of millions. Alias “Rojas” killed his boss, cut off his right hand, and shall be rewarded with $5.000 million pesos. For executing terror on an adversary, the Attorney General’s Office declares him not guilty. How terrible!
In a practical manner, Army Commander Freddy Padilla de León participates in this theory prioritizing results over human dignity. These public servants choose ¨positives¨ over the body’s inviolability, people´s moral and physical integrity. They repudiate the Constitution; they have no Constitution, they have enemies.
Both public servants admit these actions are not legitimate but can well be legitimated. How to legitimate them? Applauding the courage of the perpetrators, their daring and sang froide, and they praise the results. The Attorney General says perhaps it is illegal, but the opportunity principle allows exonerating the perpetrator due to the usefulness of the death and the information retrieved. How terrible!
If the Jamundí case (in Valle del Cauca), the massacre of a group of policemen at the hands of a mountain army brigade, had been under the rule of military justice, with General Padilla de León as the highest in command, impunity would be assured and the people incriminated would have been released, just like hundreds of those guilty of extrajudicial executions are let off the hook. How terrible!
The death penalty in Colombia is not constitutional, legal or legitimate, but government authorities are legitimating it, affirming that an award must be paid to those who execute individuals who are being persecuted by the Army or the Police, or abstaining from carrying out a penal investigation, as Attorney General Mario Iguarán does.
In a press survey conducted recently, 83% of Colombians approved the means and death of the FARC guerrilla leader, but that does not mean that this death can be tolerated in a rule of law. It is a death that has been legitimated and has intellectual and material authors. Judges cannot base their verdicts on surveys; they are obliged to apply the Constitution and the law.
All members of the OAS, 100% of them, disapproved of the means used by Colombia to kill guerrilla commander Raúl Reyes, affirming that international law had been violated, and the principle of inviolability of the frontiers. They judged it an illegal action.
The Colombian Government has domestically legitimated its action in the war against terrorism, but it had to apologize for violating the frontiers of Ecuador. Its action was not considered legitimate abroad and 34 States condemned it.
Terrorists should be pursued in the same way as non terrorists are. There is no separate Constitution for terrorists, no death penalty instituted for terrorists.
Colombia does not have a terrorist guerrilla and Colombia is also not a terrorist State. The Colombian guerrilla is not ETA and Colombia is not Israel. First, to say that the guerrilla is a terrorist organization is to state a half truth, and thus a lie, but this lie is sustained in order to justify another violence, considered the lesser evil, that of paramilitarism and violations of human rights.
The guerrilla is a criminal organization that commits terrorist acts, crimes against humanity and war crimes that should be judged at both national and international levels. But to reduce it to terrorism is to ignore its causes.
Just like kidnappings are not legitimate, though the guerrilla attempt to legitimate them by calling them retentions, planning the execution of guerrilla commanders is also not legitimate, but it is being legitimated by the authorities in a rule-of-law State, as positive results yielded by a war against terrorism.
In the second place, Colombia is not a terrorist State but its agents commit terrorist acts, such as forced disappearances, forced displacement, tortures, extrajudicial executions and dismemberments.
The effectiveneess of the current Colombian government, founded on the legitimation of death, is not ethically admisible, it is effectiveness typical of a State using terrorism to maintain its foothold on power. When the Government places the dead body of its adversary on display, it is seeking an intimidation effect that is more effective than the destruction of the enemy.
When the Government succeeds in intimidating, thanks to its coactive arbitrariness, it is instituting a de facto State, even though it may be promoting it under the fancy label of a Communitarian State.
Although the presidential slogan for President Uribe’s reelection, “Go ahead, Mr. President”, has been interpreted and applied like a kind of carte blanche to eradicate purported terrorism, it cannot turn into a license to demolish the existing rule-of-law State, already most precarious.
* Director de háBeas Corpus, Oficina de Derechos y Gobernabilidad.
Medellín, March 11 2008
26 comentarios:
me sorprende que todavía haya gente que crea, ya no solo en lo de la cortina de humo sobre fronteras y otras cursilerías supuestamente diplomáticas ( serán diplo--asmáticas, pues no dejan respirar el " debido " proceso de unas ejecuciones sin las cuales el mundo estaría más lleno de locos peligrosos que lo que lo está ), que crea, pues, que asesinar a un criminal super probado como tal, o sea como criminal, es algo malo. ¿ malo ? ¿ malo matar a un psicótico peligroso que argumenta con el terror ? no me vengan con ese cuento. No se qué sucede. en todo caso hay que verificar las culpabilidfades tanto de los asesinables como de los torturables, obvio, para no cometer un crimen peor al cometido por el sospechoso. pero una vez aclarado el asunto, QUE SI ES POSIBLE DE ACLARAR , creo que no importa: garavito debería estar muerto hace rato, por ejemplo, y este no es un caso distinto al de r reyes. Ambos son psicóticos; ambos son asesinos. al asesino hay que asesinarlo, como ocurre en la película hostel, o como ocurre en la película IRREVERSIBLE. cosas aue hay que ver yo creo que varias veces al mes. En cuanto a la tortura norteamericana: lo mismo: hay culpables más ostensibles que otros...... pero les recuerdo una verdad antimedieval que también debería sr recordada todos los días: LA GENTE MALA, PELIGROSA, EXISTE. HAY GENTE QUE NO DEBERÍA EXISTIR, POR LA CALIDAD INHUMANA DE SUS CRÍMENES. SI ESA PERSONA ES UN PRESIDENTE, LISTO, QUE SE LO BAJEN; SI ESA PERSONA ES UN HOMBRE ARMADO Y FUERA DE LA LEY, TAMBIÉN; SI ES UN FUNDAMENTALISTA LOCO, TAMBIÉN, Y SI ES UN VIOLADOR DE NIÑOS TAMBIÉN. es demasiado feo hablar de todo esto. me gusta demasiado la vida como para en esta ocasión alargar este debate insulso. Si a la violencia conta el violento, y la paz para buen ser humano. ¿ que la paz para el violento criminal ? ni de fundas....... ni de fundas...........
R.
politicamente es bastante claro.
Felicitaciones a su autor
Colombia limita por todos lados con el desplazamiento forzado.
Cuando Cristóbal Colón desembarcó en Cuba en 1492, no podía imaginar que lo que hoy se conoce como la bahía de Guantánamo sería en nuestros días el controvertido "símbolo de los excesos de la guerra de Estados Unidos contra el terror". Así lo definió la eurodiputada francesa de Los Verdes Hélène Flautre, presidenta de la subcomisión encargada de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo, durante una audiencia sobre la materia que tuvo lugar el jueves 28 de febrero en la Eurocámara.
la cosa es más profunda que decir: que maten a todos los criminales del planeta. es mucho más que eso, pero decirlo a veces nos alivia la angustia de vivir en un planeta lleno de locos peligrosos, quiero decir cuando están eses locos peligrosos........ de resto: ya sabemos a que sabe la felicidad también. a eso vinimos. nunca quiero parecer cínico, o demasiado cínico, y ni siquiera muy clínico, pero a veces toca, toca hermano. y siempre a favor de la vida.
además siempre diré que colombia y en gebneral latinoamérica limita al norte con duke ellington, keith jarret, herbie hancock, miles davis, waine shorter, ella fizgerald, norah jones, diana krall, bill frizzel, pat metheny, joe pass, y tantos otros maestos y maestras. yo particularmente no se quién es busch, si entablo conversa con mis héroes. cuando entablo conversa con busch, pues de repente se quién es, pues he guardado la guitarra en el estuche, tengo que reconocer que el orden internacional está movido, como suelo decir tanto, por múltiples psicosis: tantas que ya no sabemos quién empezó la jugarreta. es como si una psicosis... se hubiera vuelto esquizofrénica........... espectacular y triste cosa.
gracias, y etc.
R.
Hola para quien escriba FELICITACIONEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES hacen ustedes unas criticas muy pero muy acertadas y claras frente a la sombra de pais en el que vivimos o en el que nos metio nuestro primer mandatario jajajajajajajajaja nuestro pais que tristeza hacia donde vamos por Dios a quien creerle con enemigos asi como nuestro mandatarios y nuestros ministros para que enemigos. Nos metieron a la fuerza en una guerra personal y no se como vamos ha hacer para salir de ella, siendo que cada dia caemos mas en ese resentimiento de nuestro presidente nunca pense que él que se las da de macho fuera a quedar tan agachado frente al Presidente del Ecuador que FARZA tan...............
MIL Y MIL FELICITACIONES son ustedes muy coherentes que bueno seria que pudieramos difundir mejor sus criticas así serían menos los siegos, sordos y mudos frente a la realidad en la que estamos inmersos. GRACIAS y aqui estare siempre leyendolos y enviandole a mis amigos y contactos que piensan lo mismo que yo frente a todo esto repito RACIAS GRACIAS GRACIAS por tenerme en cuenta con sus comentarios.
Excelente artículo, ponderado, lúcido, bien sustentado en sus argumentos, Me parece clave que personas como usted se pronuncie de una manera tan aguda sobre situaciones que, además de ser de coyuntura, tocan temas fundamentales acerca del derecho, la libertad, las relaciones internacionales, los principios que rigen la convivencia entre los pueblos. A mí en particular me resulta tu artículo muy esclarecedor, y pienso que son propuestas como ésta las que deberían circular para enriquecer la comprensión de la ciudadanía acerca de asuntos tan neurálgicos y complejos.
Le anexo un artículo mio sobre este asunto.
Cordial saludo,
Francisco Cortés Rodas
Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia
ES QUE A TODO TERRORISTA LO DEBEN HACER HABLAR CON LAS PEORES TORTURAS QUE EXISTAN, ACASO SR. RINCON ESTOS SEÑORES TERRORISTAS CUANDO HANCEN SUS ATROCIDADES CON LOS CIVILES (bombas, masacres, minas, etc.) TIENEN EN CUENTA CUALQUIER TRATADO DE DERECHOS HUMANOS, PERO SI A ELLOS SI LE HACEN UNA TORTURITA, HAY SI LE ESTAN VIOLANDO LOS DERCHOS HUMANOS, NO SEA RIDICULO SR. RINCON, A ESTOS SEÑORES HAY ES QUE MATARLOS ENSEGUIDA PARA QUE NO SIGAN CON SUS ACTOS TERRORISTAS.
Viejo Rafa, como siempre, totalmente de acuerdo. Tan así es, que lo reenvié a todos mis contactos, a ver si algún día abren los ojos las mayorías aletargadas, atontadas por el poder hipnótico de la política de seguridad democrática, y se revierte la opinión de ese 80 y pico por ciento, pensando siempre en la legalidad pero, por sobre todo, el la dignidad humana.
"precario Estado de Derecho existente", legitiman todo lo que a los dirigentes del país hagan asi sean bien siniestros como la invación a territorio ecuatoriano, que cosas se ven y tendremos que ver con nuestros aclamados gobernantes departamental y nal. nos esperan tiempos bien oscuros.
Mi cordial saludo amigo, Rafael.
Abrazos
HECTOR DE JESUS TORRES CORREA
A mi me llama la atención como Varito apoya las ilegalidades y después sale a hacerse el de las nuevas.
Primero con los paramilitars que él llamaba Convivir.
Ahora con la muerte de Iván Ríos y la recompensa. Él las propone y luego las pone en duda. ¿Por qué mataron al papá de Varito, sería por mamón?
Cría cuervos y te sacaran los ojos
Este artículo resume todo lo que se va a enseñar en las clases de Historia del 2035.
Santos e Iguarán perderían derecho penal con el maestro Beccaria. Borraron impunemente 300 años de dogmática penal y criminal, arrasaron con el estado de derecho, con la democracia, y con el respeto por la vida del otro.
A propósito del debate actual sobre el pago de recompensas, viene bien volver a un clásico:
“La otra cuestión es si será útil señalar un precio al que entregare la cabeza de un hombre declarado reo, y armando el brazo de cualquier ciudadano, hacer de él un verdugo. O el reo está fuera de los confines, o dentro. En el primer caso, el soberano estimula a los ciudadanos a cometer un delito, y los expone a un suplicio, haciendo así una injuria y una usurpación de autoridad en los dominios de otro; y autoriza de esta manera las otras naciones para que hagan lo mismo con él. En el segundo muestra la flaqueza propia. Quien tiene fuerza para defenderse no la busca. Además, este edicto desconcierta todas las ideas de moral y de virtud, que se disipan en el ánimo de los hombres con cualquiera pequeño viento.
Ahora las leyes convidan a la traición, ahora la castigan.
Con una mano el legislador estrecha los vínculos de familia, de parentela y de amistad; y con otra premia a quien los rompe y a quien los desprecia. Siempre contradiciéndose a sí mismo, ya convida los ánimos sospechosos de los hombres a la confianza, ya esparce la desconfianza en todos los corazones. En vez de evitar un delito hace nacer ciento. Estos son los recursos de las naciones flacas, cuyas leyes no son más que reparos instantáneos de un edificio ruinoso que amenaza por todas partes…”
[…]
Pero las leyes que premian la traición y excitan una guerra clandestina, esparciendo la sospecha recíproca entre los ciudadanos, se oponen a esta tan necesaria reunión de la moral y de la política, a quien los hombres deberían su felicidad, las naciones la paz, y el universo algún más largo espacio de tranquilidad y reposo en los males que lo rodean”.
(Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas (1764), trad. J. A. de las Casas, Barcelona, Altaya, 1994, págs. 97 y s.)
LA CONSIGNA ES ABERRANTE PRESIDENTE
hombre, solo espero que no esté usted siendo demasiado irónico con lo de los límites. Por lo demás, seré un poco cínico, pero porque soy idealista, y también estoy lleno de preguntas. También. creio que mientras seamos hu8manistas, todo va bien.
R.
usted porque no dice en sus columnas todo lo que han hecho sufrir las farc al pueblo colombiano si quiere les recuerdo y usted defendiolas
excelente sus analisis, sigamelos enviando, todavía queda gente honesta en este pais
ladrón que roba ladrón cien años de perdón. Ese parece ser nuestro destino.
La tortura de los buenos
George W. Bush acaba de abrir la puerta a que la CIA torture sin violar la ley. Con ello ha incluido a Estados Unidos en el club de la infamia. Por Mauricio Sáenz*
Nadie es capaz de imaginar de verdad cómo se siente morir. Eso, a menos que uno haya sido sometido a un procedimiento muy mencionado por estos dias. Washington lo llama “waterboarding”, pero detrás de ese eufemismo, que parece sugerir un deporte extremo, se esconde una realidad siniestra: es un método de tortura.
A la tortura no le caben adjetivos. De nada sirve llamarla inhumana, brutal, salvaje, cruel, feroz, sádica, atroz, despiadada. Siempre será la misma, aunque tenga muchas formas. Lo malo es que esa práctica, que se consideraba abandonada para siempre, ha regresado por la puerta de atrás. El presidente George W. Bush, quien dirige al país que creó la democracia moderna en el siglo XVIII y presume hoy de ser la guía moral del mundo, decidió el sábado pasado vetar una ley que hubiera prohibido a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) practicar la tortura.
Aunque la norma vetada menciona otras “técnicas mejoradas de interrogación”, los observadores se han centrado en el “waterboarding”, pues recientemente el propio gobierno admitió que lo había practicado al menos a tres de los sospechosos de planear los atentados del 11-S, y porque varios altos funcionarios se han negado a caracterizarlo como lo que en realidad es: tortura pura y simple.
El procedimiento es limpio y sencillo: primero, hay que vendar los ojos del prisionero. Luego, acostarlo boca arriba con la cabeza en la parte más baja de una especie de camilla inclinada, y asegurar sus extremidades con los grilletes dispuestos al efecto. Acto seguido, se le envuelve la cabeza con un trapo (algunos han resuelto hacerlo con un celofán). Y entonces llega la parte culminante. El verdugo vierte agua sobre la boca y las fosas nasales del sospechoso.
Es un acto que no deja marcas visibles, pero sus efectos son tan aterradores como cualquier forma de tortura. Con el primer chorro de agua, el sospechoso experimenta la sensación de que se está ahogando y de que su muerte es inminente. De inmediato se produce el reflejo faríngeo que tapona la glotis. Pero la entrada de agua a los pulmones es inevitable. El “waterboarding” es, en realidad, un método de ahogamiento controlado, y, por lo mismo, es tan aterrador como la muerte misma.
Las víctimas de este sistema de tortura entran de inmediato en una desesperación que, en casos extremos, puede llevar a la fractura de piernas y brazos, que se mueven en forma incontrolable en busca de un vía de aire. Los dolores del tórax pueden ser extremos y, si el “médico” a cargo de vigilar el procedimiento, se equivoca en la cantidad de agua que ha entrado a los pulmones, la consecuencia puede ser la muerte. Si ello no ocurre, como pasa en la mayoría de los casos, el sospechoso queda listo para que lo amenacen con la siguiente sesión. Puede recuperarse físicamente muy pronto, pero las cicatrices sicológicas son irremediables.
Es un procedimiento, como todas las torturas, que muchos no podrían ni siquiera presenciar. Pero ahora el presidente de Estados Unidos, con su veto del sábado, ha abierto la puerta para que sea considerado un procedimiento aceptable.
Para hacerlo, argumenta que vivimos tiempos peligrosos, que el mundo está lleno de tipos malos que están dispuestos a matar tantos norteamericanos como puedan y en las formas más disímiles. Según su argumentación, Washington debe disponer de todos los instrumentos necesarios para defenderse, y eso incluye las “técnicas mejoradas de interrogación”.
La histeria nacional creada, entre otros, por los medios norteamericanos en colusión con su gobierno, han llevado a que una buena parte de la opinión pública norteamericana esté dispuesta a aceptar la tortura. Y de paso, a creer que solamente mediante esa metodología bárbara es posible extraer la información necesaria para mantener la seguridad nacional. Pero ese recurso extraordinario, como siempre que se juega con el mal para convertirlo en instrumento, es más peligroso que útil.
Para empezar, Bush envía un mensaje que puede ser dolorosamente contraproducente. Es fácil imaginar a los déspotas de cualquier parte del mundo frotándose las manos: si Estados Unidos lo considera legal, ¿porqué no aplicarlo?. De ahora en adelante no habrá argumento para considerar criminal a quien torture de ese modo a un soldado norteamericano en alguna remota parte de la Tierra. No hay que olvidar que el mismo waterboarding, cuyo origen remoto está en la Inquisición, fue utilizado en el capítulo filipino de la guerra hispano-americana de 1900, y que los oficiales responsables fueron castigados. Ni que los soldados japoneses que la aplicaron en la Segunda Guerra Mundial fueron juzgados como criminales.
La asfixia simulada es una pésima forma de conseguir información, sencillamente porque el afectado está dispuesto a decir cualquier cosa con tal de que la tortura se detenga. Los servicios de inteligencia del mundo saben que no es posible confiar en los datos conseguidos de esa manera. A lo que se agrega el envilecimiento inevitable de quienes aplican la tortura, que a la larga resultan tan afectados sicológicamente como las victimas.
El envilecimiento es además colectivo, cuando el país que inauguró las libertades civiles en el mundo entrega su honor por tan poco. Porque aceptar cualquier forma de tortura no es otra cosa quedar en la misma categoría de regímenes que pasaron a la historia de la ignominia. Bush quedará en la misma foto con Hitler, Pinochet, Pol Pot, Saddam Hussein y Galtieri, para mencionar solo unos pocos
Y lo peor al final: John McCain, el candidato republicano que podría llegar a la presidencia de Estados Unidos a caballo de unas bien ganadas credenciales de heroísmo e hidalguía cuando fue prisionero en Viet Nam, víctima él mismo de la tortura, expresó su apoyo a Bush. ¡De lo que son capaces en Estados Unidos para ganar una elección!.
Mauricio Sáenz es editor internacional y jefe de redacción de Semana
Una patria.
William Ospina
Escritor y poeta
Allí donde muere un hombre a manos de otro, allí donde muere un ser humano por la voluntad o la negligencia de otros, donde los poderosos cierran sus ojos ante el destino de los humildes, donde los humildes cierran sus ojos ante el destino de los poderosos, donde maneras distintas de pensar no pueden convivir; allí donde para que unos vivan se necesita que otros mueran, allí no hay una patria.
Queremos una patria. Necesitamos una patria. Una patria marcada por el amor a lo propio y no por el odio a lo ajeno. Una patria generosa y humana, donde el primer mandamiento sea la dignidad de cada uno y de todos. Porque no es la pobreza lo que más humilla sino la falta de un lugar en la memoria, la falta de un lugar en el proyecto histórico, la falta de un lugar en la mitología de la nación. No creemos que se pueda rechazar unos crímenes sin rechazar otros. Rechazamos todas las prácticas que profanen la dignidad humana, el asesinato, la masacre, el secuestro, el robo de tierras, la desaparición forzada, y por encima de todo la anulación de las posibilidades de millones de personas por la codicia de unos cuantos.
El hecho de que esta marcha esté orientada a rechazar las masacres, el inmenso despojo de tierras y el desplazamiento causado por los paramilitares, no significa que no rechacemos con igual indignación el secuestro y el asesinato obrados por las guerrillas, lo mismo que la corrupción y los crímenes de Estado. Que todo el que haya cometido crímenes contra nuestro país pague por ellos, se someta a la ley y proceda a la reparación, incluido, por supuesto, todo aquel que desde el Estado haya violado la ley, ya que el Estado debe ser el primero en sujetarse a la ley y responder ante la sociedad.
Necesitamos una patria, queremos una patria en la que quepamos todos, porque, como decía el maestro Estanislao Zuleta: el crimen es falta de patria para la acción, la perversidad es falta de patria para el deseo, la locura es falta de patria para la imaginación.
¿ A través de el Preámbulo de nuestra Constitución, podremos seguir invocando la protección de Dios y fortaleciendo la Unidad de la Nación, asegurando a sus integrantes la vida y hablando de un marco jurídico, democrático y participativo, cuando le apostamos al pago de recompensas a delincuentes autores de los más graves delitos, entre ellos el del homicidio agravado, generador del beneficio económico?
¿No contentos con el incumplimiento de los deberes esenciales del Estado, con la frágil y nominal separacíón de los Poderes Públicos , con la excesiva acumulación de facultades en cabeza del Ejecutivo Central y su alta ingerencia en los Poderes Legislativo y Judicial, con los altos niveles de impunidad , con el tratamiento diferenciado de delincuentes autores de delitos de lesa humanidad y el preocupante debilitamiento, sustitución y captura del Estado y la pasmosa indiferencia de la Sociedad, resolvemos seguir minando el Estado Social de Derecho como si nada pasara, otra vez con la extraña y estudiable complicidad de encuestas de percepción ciudadana, con el proyectado despropósito de pagar por matar y por abrirle las compuertas a más asesinatos subsidiados por el Estado?
¿Con tan vergonzoso "cabezazo" no estamos alimentando y legitimando el sicariato pagado en todos los niveles de la sociedad y de paso deshaciéndose el Estado de su obligación constitucional y legal de defender el derecho a la vida, de someter, dentro de los cánones legales, éticos y morales a todos los delincuentes y de administrar correctamente justicia ?
¿Recordarán en la Casa de Nariño, en el Ministerio de Defensa y en la Fiscalía que el Derecho a la Vida es inviolable y que no hay pena de muerte en Colombia y que de ella solo se apropian los más temibles y despreciables delincuentes sobre los cuales debe recaer el peso de la justicia?
¿Un delincuente de la trayectoria del tal "Rojas" puede sentir el miedio insuperable del que habla deplorablemente el propio Fiscal General de la Nación?
¿No nos rondarán a los ciudadanos muchos miedos, viendo lo que vemos, escuchando lo que escuchamos y siendo testigos y potenciales víctimas de los coletazos de la desintistucionalización?
¿Se va a consolidar en nuestro país, la política de que el fin justifica los medios, no importa si hay que arrasar con la Constitución y con la Ley y con el mismo Derecho Internacional?
¿Recordarán los más altos dignatarios del Estado que todos los servidores públicos son responsables ante las autoridades por infringir la Constitución y las Leyes y por omisión o extralimitacíón en el ejecicio de sus funciones?
¿Cumple el Estado con los Principios de Legalidad, Moralidad y Etica patrocinando semejantes conductas viciadas de objeto y causa ilícita?
¿Será que la sociedad opta por desenfundar y concentrar sus odios y pasiones contra una guerrilla cruenta, desalmada y responsable de los peores crímenes, legitimando o siendo mas benevola con delincuentes de la misma calaña?
¿Será que la sociedad no estudia, no lee, no piensa y hasta olvidándose Jesús, Gran Maestro, luz y ejemplo de Camino, Verdad y Vida, está absorbida por el mundo individualista y mediático y opta por delegar ciegamente sus propios deberes y responsabilidades, entre ellos el de la defensa de la institucionaidad y de la ley?
¿Y que piensan los Colegios de Abogados, las Facultades de Derecho, los abogados en general, los Medios de Comunicación, la Iglesia, los Empresarios, los Gremios, los escritores e intelectuales?
El destacado y estudioso abogado, Doctor David Suárez, nos refrescó el pensamiento superior de Cesare Beccaria:
Santos e Iguarán perderían derecho penal con el maestro Beccaria. Borraron impunemente 300 años de dogmática penal y criminal, arrasaron con el estado de derecho, con la democracia, y con el respeto por la vida del otro
A propósito del debate actual sobre el pago de recompensas, viene bien volver a un clásico:
“La otra cuestión es si será útil señalar un precio al que entregare la cabeza de un hombre declarado reo, y armando el brazo de cualquier ciudadano, hacer de él un verdugo. O el reo está fuera de los confines, o dentro. En el primer caso, el soberano estimula a los ciudadanos a cometer un delito, y los expone a un suplicio, haciendo así una injuria y una usurpación de autoridad en los dominios de otro; y autoriza de esta manera las otras naciones para que hagan lo mismo con él. En el segundo muestra la flaqueza propia. Quien tiene fuerza para defenderse no la busca. Además, este edicto desconcierta todas las ideas de moral y de virtud, que se disipan en el ánimo de los hombres con cualquiera pequeño viento.
Ahora las leyes convidan a la traición, ahora la castigan.
Con una mano el legislador estrecha los vínculos de familia, de parentela y de amistad; y con otra premia a quien los rompe y a quien los desprecia. Siempre contradiciéndose a sí mismo, ya convida los ánimos sospechosos de los hombres a la confianza, ya esparce la desconfianza en todos los corazones. En vez de evitar un delito hace nacer ciento. Estos son los recursos de las naciones flacas, cuyas leyes no son más que reparos instantáneos de un edificio ruinoso que amenaza por todas partes…”
Pero las leyes que premian la traición y excitan una guerra clandestina, esparciendo la sospecha recíproca entre los ciudadanos, se oponen a esta tan necesaria reunión de la moral y de la política, a quien los hombres deberían su felicidad, las naciones la paz, y el universo algún más largo espacio de tranquilidad y reposo en los males que lo rodean”.
(Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas (1764), trad. J. A. de las Casas, Barcelona, Altaya, 1994, págs. 97 y s.)
"Por la Unidad y la PAZ de Colombia, nos la jugarremos, hasta el final de nuestros días"
Me asombra la ingenuidad del texto y los lectores a través de sus comentarios.
Aquí: no hay pelea por la "gente", ni por su "IGUALDAD" no ganada, ni por la salud ni los niños: son luchas de ¡PODER! DONDE LA TORTURA ESTA y ESTARÁ INSTALADA en sus más variadas formas en ¡GOBIERNOS PROGRESISTAS y LOS OTROS! (Muy bien no se sabe qué son ninguno!)
Revisen los anales de la historia de los pueblos después de la 2º Guerra, y no hablemos de lo que vive MEDIO ORIENTE por la usurpación de tierras de unos contra otros, porque no lo hicieron para INTEGRARSE y vivir CON y COMO LOS OTROS sino para quedarse con TODO LO QUE BRILLE EN EL MUNDO...
Hoy son las FARC, mañana DIOS SABE qué vendrá...
SIEMPRE HABRÁ UN MOTIVO QUE DEFENDEREMOS O ATACEREMOS SEGÚN DEL LADO QUE SE LO MIRE...
Las FARC no son la MADRE TERESA, El NORTE, TAMPOCO ES EL DEMONIO, si no, el que huele el azufre: no tomaría suss dólares con la AMBICION DE DOMINAR A LOS IDIOTAS DEL RESTO DEL CONTINENTE, que se venden por $ 2 que dice DICE PRESTARLES, como si fueran de él, mintras el pueblo perece...
Seamos más sensatos si tenemos la capacidad de ESCRIBIR.
Las historias escritas por TUERTOS TAMBIEN ESTAN TEÑIDAS DE LA SANGRE DEL PUEBLO ¿HASTA CUANDO?...
Hasta que los pueblos decidan ILUSTRARSE, EN LUGAR DE ARMARSE...
Pero LA EDUCACION: ¡NO LE INTERESA A NADIE!
Vivimos en un Estado sicario, en un Estado gobernado por Uribitos, niños light que trabajan para el bien de los ricos.
Bien lo dice Cecilia López: proyectos de país con salarios precarios para los pobres y tierra en abundancia para los ricos.
Ah lejos que está la paz.
Los que creen que cortando manos alcanzaremos la paz.
Pablo Morillo se horrorizaría con el Gobierno de Varito
Ojalá nos invadan
Y ahora qué más da;
si nos hemos quedado solos,
que nos invadan sería lo mejor.
Sería una bendición para nuestra tierra
que rodeen nuestras fronteras
y que nos invadan nuestros
hermanos latinoamericanos.
Que nos invadan los ecuatorianos,
tal vez así volvamos a tener
de tierno maíz el corazón que perdimos.
¡Que nos invadan los cubanos!
Para que nuestros niños
se eduquen gratuitamente
y no mueran en las puertas
de los hospitales privados.
Que venga lo mejor de nuestra América.
Que venga un contingente
de garotas brasileras
que nos hagan el amor hasta
perder la leve fuerza que se necesita
para apretar un gatillo.
Sería lo mejor para Colombia
una invasión brasilera a gran escala;
De pronto así, algún día,
ganemos un mundial de fútbol.
Necesitamos urgentemente
una invasión venezolana,
para volver a decir
las cosas con claridad,
con franqueza, sin santaderismos,
Con elocuencia bolivariana.
Se requiere con urgencia
Una invasión boliviana,
Que nos quite esa vergüenza
de ser indios; esa vergüenza,
que nos condena eternamente
al peor de los subdesarrollos.
Reclamo con ansias la invasión
De tropas de piqueteros argentinos,
De madres y abuelas de plaza,
Que nos cuenten historias
En donde podamos reconocer
nuestras propias historias.
Que vengan tropas españolas y chilenas,
a contarnos como se pudre el corazón
de una patria fascista.
Vengan los uruguayos con sus mates amargos
a contarnos la milonga dulzona y triste
de sus desaparecidos.
Que vengan todos los hermanos
del mundo a esta tierra olvidada
a hacernos entender que nuestro
país no es el mejor país del mundo,
porque es una patria injusta.
Que Colombia es pasión...
y muerte.
Ojala nos invadan la batucada festiva
que acabe con nuestro luto,
que acabe con este silencio que aturde.
Estamos solos, a la derecha del mapa.
Sólo nos acompaña nuestro buen amigo
El que invadió el país de las mil y una noches.
Lizardo Carvajal
Bogotá D.C., marzo 12 de 2008
Señor Doctor
ÁLVARO URIBE VÉLEZ
Presidente de la República
E. S. D.
Señor Presidente:
Me permito solicitar a Usted, con el respeto debido a su investidura, que en su calidad de Jefe del Gobierno, Suprema Autoridad Administrativa y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la República, se sirva impartir al Ministro de Defensa y a las demás autoridades competentes, instrucciones claras y precisas para que se abstengan de pagar u ordenar el pago de una recompensa en dinero, cualquiera que sea su monto, al individuo conocido como “alias Rojas”, como retribución por el homicidio fuera de combate del integrante del grupo ilegal de las FARC, conocido como “Iván Ríos”, en circunstancias divulgadas ampliamente en los medios de comunicación, a instancias de las autoridades bajo cuya custodia se encuentra el presunto homicida confeso.
El artículo 11 de nuestra Constitución Política establece de modo terminante: “/El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte/”. Y si el propio Estado ha renunciado a imponerla, es lógicamente inadmisible que pueda delegar en un particular la facultad de aplicarla impunemente y sin fórmula de juicio. Ese mandato no admite interpretaciones laxas o excepciones casuísticas por parte de quien debe ser precisamente su garante puesto que, es obvio, no pueden argüirse “razones de Estado” contra la razón de ser del Estado.
Ni el más avezado sofista podría encontrar en la Constitución Política de Colombia, una sola palabra o disposición que autorice al Gobierno Nacional para pagar a alguien sumas de dinero con cargo al erario público, como retribución por la comisión del delito de homicidio, ni aún en el caso de que la victima del mismo hiciese parte de un grupo al margen de la ley o fuese responsable de graves delitos.
Más aún, el pago aludido no sólo carecería de fundamento constitucional, sino que además está expresamente prohibido por la ley, puesto que tendría tanto objeto ilícito, como causa ilícita, vicios absolutos e insaneables cuando se trata de obligaciones, máxime si se pretende imputar éstas al Estado. Nuestro Código Civil establece:
“Artículo 1524.- …/Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por la ley o contraria a las buenas costumbres o al orden público./
/Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa y* la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita*/*”*. (negrillas fuera de texto).
En un Estado de derecho, todo objetivo político y toda acción estatal por legítimos o justificados que parezcan, tienen un límite, que es el orden jurídico, cuyos valores presuponen la renuncia definitiva del gobernante a guiar su conducta por el principio “el fin justifica los medios”. El repudio a ese postulado maquiavélico es un mínimo ético de toda sociedad decente y democráticamente organizada.
Respetuosamente,
CARLOS GAVIRIA DÍAZ
Presidente
Polo Democrático Alternativo
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