el yesQuero No. 116
Columna de análisis y crítica política
Correo electrónico: elyesquero@gmail.com; www.elyesquero.blogspot.com
Medellín, Colombia
Estado de carne y hueso
Por
Rafael Rincón (*)
En un Estado de derecho las decisiones se ciñen a la ley, sin embargo, en Colombia la aplicación de la ley penal está sometida a la voluntad de los paramilitares. Ellos dicen, por ejemplo, cuando deben ser “conducidos” a la cárcel, en que qué cárcel permanecen, en qué condiciones, por cuánto tiempo, cuándo gozan de permisos, etc.; en la práctica no se someten a la ley, sino que ellos someten a la justicia.
Estado de derecho no es sólo el que produce leyes sino fundamentalmente el que se somete a ellas. Obedecer la ley es cumplir con la principal obligación política. Y es que el Estado colombiano no es un Estado de derecho fuerte (algunos lo han calificado como un Estado colapsado), es más bien un Estado de carne y hueso, una “patria” con apellidos, con voluntades hechas ley, un tipo de “aristocracia instaurada por decreto” en donde el contenido de la ley es la voluntad de unas “santas” familias, de clanes tribales o de carteles del crimen. Es un Estado cuasi feudal o cuasi moderno en donde la patria es la más pura expresión de la pasión por la propiedad.
Colombia es un Estado patrimonial apasionado por la tierra, su presidente sueña con hacer de Colombia un país de propietarios a costa de cuatro millones de desplazados. En un país así concebido las sanciones más drásticas no son la pena de muerte, ni la cadena perpetua sino la extradición y la expropiación. La extradición duele como la que más porque en la práctica es dejar sin patria (sin tierra) a un aristócrata.
La promovida pasión patria refleja el gobierno de los hombres, es un gobierno de corazón grande, pulso firme, de carnitas y huesitos; es la patria en donde el Estado humanado es alérgico a la legalidad o al derecho. Parodiando la propaganda de “Colombia es pasión” se puede decir que “sólo a un colombiano se le ocurre cumplir la ley”. Los mismos legisladores (Mario Uribe, Ciro Ramírez) promueven el desacato a la ley o a los fallos de los tribunales.
Una patria de pasiones como la que se promueve es una patria lejos de la razón, de la argumentación, de la deliberación. Un Estado de pasiones es un Estado susceptible a las decisiones de los jueces; es un Estado en donde los destinatarios de un fallo de la Corte Constitucional acuden al poder ejecutivo para coaligarse y confeccionar un decreto que sirva de esguince o rey de burlas a la sentencia que le ordena pagar prisión por crímenes de lesa humanidad.
Un Estado de carne y hueso, así sea colectivo, que busca adjetivos como el de comunitario, para disfrazarse de democrático y que el sustantivo democracia lo convierte en adjetivo para servirle a la seguridad de los oligopolios, no es precisamente un Estado de la razón.
La Colombia de Uribe, la del Estado comunitario, la de la U, es la patria de la herradura, la de los caballos domados. Es la patria en donde el éxito radica en la consanguinidad con un padrino; si alguien fracasa no fue porque actuó por fuera de la ley sino porque estaba por fuera de la familia, porque no tenía padrino, no tenía “señor”, porque le falto pasión.
“Jorge 40”, “Vicente Castaño”, “Cuco Valloy” y otros jefes de clanes, calificados por el régimen como héroes desmovilizados, apasionados de la guerra se “someten” a la justicia cuando ellos a bien lo tengan, cuando así lo consideren para el bien de sus clanes, su patria. Se someten cuando hayan asegurado la no extradición, sus bienes, su botín de guerra, su impunidad y cuando su pasión (las armas) esté garantizada. Como no hay Estado de derecho que les exija lo contrario el Estado de carne y hueso les garantiza el monopolio del uso ilegitimo de la fuerza.
Esa patria apasionada de aventajados es una selección natural de familias en guerra que han logrado un acuerdo con el imperio y con el líder criollo y han engendrado un Estado de oligarcas llamado comunitario con el pretexto de luchar contra la droga y el terrorismo. Sin duda querrán mucho más que la reelección para perdurar y terminarán proponiendo una dinastía y es posible que Colombia en el bicentenario de su independencia corone al príncipe Jerónimo I como sucesor del Álvaro el Grande, el de las carnitas y los huesitos.
Medellín, 22 de agosto de 2006
(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus.
Rafael Rincón (*)
En un Estado de derecho las decisiones se ciñen a la ley, sin embargo, en Colombia la aplicación de la ley penal está sometida a la voluntad de los paramilitares. Ellos dicen, por ejemplo, cuando deben ser “conducidos” a la cárcel, en que qué cárcel permanecen, en qué condiciones, por cuánto tiempo, cuándo gozan de permisos, etc.; en la práctica no se someten a la ley, sino que ellos someten a la justicia.
Estado de derecho no es sólo el que produce leyes sino fundamentalmente el que se somete a ellas. Obedecer la ley es cumplir con la principal obligación política. Y es que el Estado colombiano no es un Estado de derecho fuerte (algunos lo han calificado como un Estado colapsado), es más bien un Estado de carne y hueso, una “patria” con apellidos, con voluntades hechas ley, un tipo de “aristocracia instaurada por decreto” en donde el contenido de la ley es la voluntad de unas “santas” familias, de clanes tribales o de carteles del crimen. Es un Estado cuasi feudal o cuasi moderno en donde la patria es la más pura expresión de la pasión por la propiedad.
Colombia es un Estado patrimonial apasionado por la tierra, su presidente sueña con hacer de Colombia un país de propietarios a costa de cuatro millones de desplazados. En un país así concebido las sanciones más drásticas no son la pena de muerte, ni la cadena perpetua sino la extradición y la expropiación. La extradición duele como la que más porque en la práctica es dejar sin patria (sin tierra) a un aristócrata.
La promovida pasión patria refleja el gobierno de los hombres, es un gobierno de corazón grande, pulso firme, de carnitas y huesitos; es la patria en donde el Estado humanado es alérgico a la legalidad o al derecho. Parodiando la propaganda de “Colombia es pasión” se puede decir que “sólo a un colombiano se le ocurre cumplir la ley”. Los mismos legisladores (Mario Uribe, Ciro Ramírez) promueven el desacato a la ley o a los fallos de los tribunales.
Una patria de pasiones como la que se promueve es una patria lejos de la razón, de la argumentación, de la deliberación. Un Estado de pasiones es un Estado susceptible a las decisiones de los jueces; es un Estado en donde los destinatarios de un fallo de la Corte Constitucional acuden al poder ejecutivo para coaligarse y confeccionar un decreto que sirva de esguince o rey de burlas a la sentencia que le ordena pagar prisión por crímenes de lesa humanidad.
Un Estado de carne y hueso, así sea colectivo, que busca adjetivos como el de comunitario, para disfrazarse de democrático y que el sustantivo democracia lo convierte en adjetivo para servirle a la seguridad de los oligopolios, no es precisamente un Estado de la razón.
La Colombia de Uribe, la del Estado comunitario, la de la U, es la patria de la herradura, la de los caballos domados. Es la patria en donde el éxito radica en la consanguinidad con un padrino; si alguien fracasa no fue porque actuó por fuera de la ley sino porque estaba por fuera de la familia, porque no tenía padrino, no tenía “señor”, porque le falto pasión.
“Jorge 40”, “Vicente Castaño”, “Cuco Valloy” y otros jefes de clanes, calificados por el régimen como héroes desmovilizados, apasionados de la guerra se “someten” a la justicia cuando ellos a bien lo tengan, cuando así lo consideren para el bien de sus clanes, su patria. Se someten cuando hayan asegurado la no extradición, sus bienes, su botín de guerra, su impunidad y cuando su pasión (las armas) esté garantizada. Como no hay Estado de derecho que les exija lo contrario el Estado de carne y hueso les garantiza el monopolio del uso ilegitimo de la fuerza.
Esa patria apasionada de aventajados es una selección natural de familias en guerra que han logrado un acuerdo con el imperio y con el líder criollo y han engendrado un Estado de oligarcas llamado comunitario con el pretexto de luchar contra la droga y el terrorismo. Sin duda querrán mucho más que la reelección para perdurar y terminarán proponiendo una dinastía y es posible que Colombia en el bicentenario de su independencia corone al príncipe Jerónimo I como sucesor del Álvaro el Grande, el de las carnitas y los huesitos.
Medellín, 22 de agosto de 2006
(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus.
8 comentarios:
Colombia es un paísde caudillos. Aquí todavía nos falta mucho pelo para el moño. Este país imita la modernidad pero no ha llegado a ella.
Beatriz Restrepo C.
Si, que vergüenza.
Te abraza Helena M
Saludo cordial para todos, especialmente para el señor Rafael, nuevamente dar gracias a todos ustedes por dar a conocer tan valiosa información. (Esto pocos lo dicen y pocos lo conocen, y este desconocimiento es una de las razones por la cual la mayoría de las personas que viven en Colombia, afirman que todo esta "bien" )
Han pensado hablar del tema de la salud, desde la perspectiva de las EPS, IPS, (Se convirtió en un caos y un viacrusis para el ciudadano común cuando acude por vía de Urgencias o Cita medica)
Si Rafa, la promesa se cumplira, sera un pais de propietarios, de los que quedan, de esos de carne y hueso a los que tu te refieres. Los que cuentan con los "corralitos", como nombra Uribe sus nuevos predios en la depresion momposina.
Ah, me alegra mucho leerte... Un abrazo en estos tiempos dificiles, donde la ternura y el compromiso es tan poco.
Aura
un estado sin ley es un estado de las mafias.
Quizà por mi formaciòn profesional no soy la màs experta en temas polìticos, pero sì soy una mujer inquieta, que de una forma u otra està enterada (bien o mal) del acontecer. Recibir artìculos como èste, hacen que uno tenga otra mirada de la realidad del paìs.
En este estado, o màs bien gobierno , de carne y hueso, siempre (y no se sabe hasta cuando), se vislumbrarà la autoridad como eje central, (no como en otros paìses donde es la economìa) y donde una sola persona (de corazòn grande), maneja el paìs de acuerdo a sus interes y a sus resentimientos, aliado hasta con sus mayores opositores (lèase conservadores). Aplicando ya no su corazòn grande, sino su mano blanda para aquellos que han cometido los crìmenes màs deplorables, no solo en el paìs, sino en el mundo entero. Pero a veces me pregunto que se puede esperar en un paìs donde se vota por un rostro bonito (ya ahora envejecido por...), y porque sale una caravana de carros recorriendo los pueblos y fincas, desalojadas por los campesinos a causa de las "acciones" de los sanguinarios, y que en ultima instancia estas comunidades acrecientan màs los cordones de miseria de las ciudades. La mala suerte (no suerte) de esta persona a quien le interesa? Y se entona a todo pulmòn Vive Colombia viaja por ella. Ayer nada menos le daba clase a unos estudiantes de Vegachì sobre legislaciòn Ambiental y como es lògico (creo), se empieza con el estudio, o màs bien la lectura sobre la CN del 91, allì leìamos sobre los derechos fundamentales uno de ellos la locomociòn, si se mira Uribe nos està dando el permiso, el aval de recorrer NUESTRO BELLO PAÌS..., pero podemos transitar por donde se nos antoje?
Hace un rato leìa en el Colombiano sobre "Manoleche" y "Cuco vanoy", en esencia nada...., a veces ( y son muchas) la prensa desinforma, pero hay que leer....
Y bueno prefiero escuchar la mùsica y depronto tener suerte y encontrarme en el dial con Juliana que mala eres...y Amor para mì. (Cuco Valoy)
Señor Rafael Rincóon:
Por favor señor me podeis llegar su columna critica y literaria a mi correo, no le respondo pero en silencio me gusta leer su columna. Soy poeta, y entiendo la realidad de las cosas.
Alba Rosa Ramírez
El Estado que Uribe presentaba en sus inicios era de un régimen político Bonapartista, ahora es claro que es un régimen indeterminado históricamente.
Estamos ante una narco-para democracia, donde los narcotraficantes se especializaban en "lavar" el dinero producto de sus negocios, transformandolo en dinero obtenido en actividades lícitas.
Ahora, el gobierno se especializa en "lavar" narcos y los recicla como paramilitares que para él significa defensor de la tradicición, familia y PROPIEDAD. Por ende, luchador contra el terrorismo y en últimas HÉROES NACIONALES.
Escuchando esta semana al para-siquiatra acerca de los decretos reglamentarios para la Ley de Justicia y Paz, si no estuviera viendo, creería que estaría frente a un comandante de las AUC. ¿Sería que las AUC, en su gran capacidad de "lavar" nos lo reciclaron yá como comandante?
Saludos,
Roberto R/.
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