2 de mayo de 2006


el yesQuero No. 100
COLUMNA DE ANÁLISIS Y CRÍTICA POLÍTICA
Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus
Dirección electrónica:
elyesquero@gmail.com; Medellín, Colombia

PROGRAMA DE RECOMPENSAS
EL CRIMEN LAUREADO

Por
Rafael Rincón (*)

Minutos después de haber conocido el secuestro y asesinato de la señora Liliana Gaviria Trujillo en la ciudad de Pereira, hermana del ex Presidente César Gaviria Trujillo, el Presidente Álvaro Uribe Vélez ofreció una recompensa de mil millones de pesos a quienes suministren información que facilite la captura de los autores del crimen.

En un Estado de Derecho fundado en los principios de legalidad, solidaridad y dignidad, el Jefe de Estado tiene el deber de convocar y coordinar a los poderes públicos para capturar, procesar judicialmente y sancionar a los responsables.

Es ajeno a un Estado de Derecho tasar, en cinco minutos, en mil millones de pesos una mal llamada recompensa que no iguala en nada la dignidad de la víctima ni el daño causado a los familiares por los delincuentes. Convocar primero a los particulares en nombre del dinero, y luego a las autoridades, es un afán que se rige más por la bilis que por el principio de legalidad que debe orientar al Ejecutivo. Es quizás una cortina de humo que busca ocultar la irresponsabilidad del gobernante, haciendo sucumbir a los oficiales de mayor rango y dejando exentos a los ministros, titulares de la responsabilidad política.

Ofrecer públicamente incentivos (contratos de resultado) a inescrupulosos “cazarrecompenzas”, captores ocultos del tesoro público, para obtener la cooperación con la justicia es un exceso de autoridad que distancia al ciudadano de los móviles de indignación y repudio frente al crimen o al daño a la democracia.

En un Estado de Derecho el Jefe de Estado tiene la obligación de acudir en primer lugar al poder judicial y no al mercado de mercenarios y cazarrecompenzas. El Presidente tiene la obligación constitucional de comportarse como un mandatario, y su mandato está reglado, tiene procedimientos y un debido proceso.

Deplorable que la respuesta sea salir a premiar con dineros públicos a los mercaderes de la seguridad. Esta seudo política de seguridad, que no es democrática, se convierte en un estímulo a la corrupción y está lejos de la acción constitucional de la rama judicial y de los organismos de inteligencia del Estado.

Una política criminal fundada en la alta discrecionalidad del Presidente para ponerle precio a las vidas de los colombianos no es una política pública sino un abuso de las competencias del titular del ejecutivo que quiere sanear una culpa reconocida de desprotección a una persona vulnerable.

Una política criminal fundada en la compra de conciencias, en sembrar la venalidad en el ciudadano, en la ambición y el secreto de los mercenarios, devela una baja voluntad de dar con los autores y descubre la intención principal del Presidente de salir en su defensa. Los mil millones de pesos de recompensa parecen ser más para decir “yo no fui” que para garantizar la exhaustiva investigación.

Con las recompensas el Presidente Uribe le acomoda una corona de laurel a la impunidad y a la corrupción y resquebraja la solidaridad ciudadana, al cambiar los principios de dignidad y solidaridad por los apetitos de dinero.

Medellín, 2 de mayo de 2006

(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu articulo. Los he visto cada semana.

Gracias

jota..

Anónimo dijo...

... a lo anterior yo me pregunto....y que pasa con el resto de ciudadanos del pais que tambien mueren por circunstancias similares?...........cual es la recompensa ofrecida y con que oportunidad la hace nuestro jefe de estado? será que un ciudadano comun y corriente prodrá obtener respuesta a esto en algún momento?

Un saludo.


Libia

Anónimo dijo...

Hubiese deseado que se mencionara el hecho de que el jefe de estado y de gobierno además mostró (que no monstruo), las diferencias de clase social vigentes cuando en su discurso de recompensa (reprochable o plausible, según el juicio de cada cual), no aludió que ella se extendía al policía que pereció por cumplir órdenes obtusas. No faltará quien diga que estaba tácito y que el resultado del uno estaba atado al del otro, y que por lo tanto era innecesario. En ese orden de ideas, ¿qué hubiera pasado si ofrece la recompensa por el policía y omite a la hermana del ex presidente de locolombia?





Esto me lleva a varias preguntas adicionales:



¿El policía sacrificado fue expuesto a un riesgo adicional? (actuar sólo)

¿El agente desarrollaba una actividad que le correspondía? ¿Era conductor o escolta?)

¿Pueden los servidores del estado ser conductores de particulares?

¿El carro que conducía era del estado (con placas particulares) o privado?



Ya que el Presidente está tan ágil sería prudente sugerirle que ordene las indemnizaciones inmediatas para la familia de ese servidor (y por derecho de todos os que han muerto en nombre de una patria que los ignora o que los olvida).



Buen día.

Anónimo dijo...

De Nuevo, felicitaciones.

No dejo de preocuparme, pues en tus notas pisas duro algunos “cayos” y te metes con “vacas sagradas” y en este país es tan difícil mantener esta línea. Sin embargo, está en nuestras manos la promoción de los cambios necesarios y la identificación de las situaciones y su puesta en común a manera de denuncia.

Pa’lante!



R

Anónimo dijo...

El Dr. Rincón parece vivir en otro mundo de ángeles y serafines y no en Colombia, muy parecido al de aquel que defiende el consumo de marihuana, haciédose el ciego con los malos resultados , en la práctica, de su invento.

Respetuoso saludo

Anónimo dijo...

DOCTOR RAFAEL:

Para felicitarlo y contarle que me llega todo EL YESQUERO gracias a usted, pero sobre todo a OSWALDO GÓMEZ.

Veo, leo, repaso mis escritos...porque los leo en forma maravillosa, en los suyos.

Estoy -hace rato- pensando en eviar - aportar algo a su ..... pero no conzco los requisitos... pero me los imagino y los practico.

JAIRO

Anónimo dijo...

Dr Rincón reciba un afectuoso saludo desde la ciudad de Bogotá. La semana
pasada escribí un email lleno de indignación a un amigo y colega,
periodista, diciéndole lo terrible que me sentía al ver cómo nuestro
Presidente, feriaba y le ponía precio a la vida de las personas. Además,
dependieno del estrato la cantidad subía, como si la vida de las personas
tuviera precio, si ofrecieramos una recompensa por cada persona que asesinan
en nuestro país...o que mutilan..estaríamos peor de lo que estamos.
También me entristecía pensar que la motivación para ayudar a un criminal
sea el dinero y no la solidaridad....Gracias por esta hermosa y dura columna
que invita a la reflexión..a cientos de kilómetros, nuestro dolor y nuestra
rabia eran igual de intensas.
Fernanda Sánchez
Periodista

Anónimo dijo...

Felicitaciones por el artículo. Desafortunadamente carecemos de
institucionalidad, pero actitudes como la del Presidente, socaban aún
más la posibilidad de su existencia. Otro elemento más fue la condena
pública a un coronel que no sabemos si las pruebas fueron presentadas a
una autoridad competente, o simplemente fue para la ocasión
Ignacio Abello