26 de abril de 2006


el yesQuero No. 99
COLUMNA DE ANÁLISIS Y CRÍTICA POLÍTICA
Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus
Dirección electrónica:
elyesquero@gmail.com; Medellín, Colombia


PROSELITISMO POLÍTICO DE LOS EMPRESARIOS
LOS DONES DE LA DEMOCRACIA

Por
Rafael Rincón (*)

Las campañas políticas se financian con recursos privados, con dineros públicos y de manera mixta. Colombia tiene un sistema mixto en donde el Estado reconoce a los partidos políticos un porcentaje del dinero invertido en las campañas pero además, los aspirantes buscan fondos en los bolsillos particulares de sus simpatizantes.

La democracia colombiana ha sobrevivido con los dones y dádivas de particulares que deciden apoyar a los candidatos por muy diversas razones: Por simpatía política o para comprometer al futuro elegido o para pagarle un favor.

Al principio fueron las personas a título individual quienes impulsaban las campañas, después han sido los grupos empresariales quienes auspician las campañas. Algunos patrocinios eran genéricos, sin contrapartida, y otros, la mayoría, los hacen condicionados, los hacen con distingo, con dirección e intención. Son finanzas que comprometen al elegido con el padrino.

Los grupos más poderosos económicamente (Grupo Santodomingo, Grupo Sarmiento Ángulo y el Grupo Empresarial Antioqueño) no son ajenos a la financiación de las campañas y no ponen todos sus huevos en una sola canasta sino que los reparten entre diversos movimientos políticos y de la manera más “democrática” posible.

Según un estudio de la Contraloría General de la República, citado por la Vicepresidencia de la República, el 71% de los empresarios concuerda en que es muy usual hacer contribuciones a las campañas políticas; el 55% considera que esta práctica es determinante para influir en las decisiones políticas, legislativas y del alto gobierno, que los afecta y el 64% de los empresarios encuestados estima que muy frecuentemente el dinero proveniente del soborno se destina al financiamiento de las campañas políticas.[1]

En este proselitismo político empresarial gremial de las campañas, ellos ponen la plata y ponen las condiciones. Las condiciones del ciudadano –cumplir el programa- tienen muy poco peso al momento de gobernar al lado de quienes aportan el dinero. En una campaña un cheque robusto puede más que un gran volumen electoral.

Los “dones” o dádivas a la democracia la desvirtúan, la convierten en plutocracia, porque quienes más aportan más incidencia tienen en las decisiones y copan con sus políticas y sus pupilos los centros de decisión.

Así la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos no se hace de conformidad con los postulados constitucionales, sino de acuerdo con la voluntad de los gremios empresariales, que fueron los donantes de la campaña presidencial. Es una democracia de los “dones” gremiales, es decir, de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), de la Federación Nacional de Ganaderos, etc. Los gremios no están en posición para defender los intereses de los consumidores colombianos.

Los “dones” también ocupan las embajadas y consulados para facilitar sus transacciones. La cobertura de los cargos en embajadas y consulados en contraprestación al apoyo al ejecutivo tiene en desuso la carrera diplomática; ellos, los cargos diplomáticos, son para los negocios comerciales de las organizaciones gremiales donantes. Los ministerios están en manos de lideres gremiales para beneficio de sus grupos económicos. Aquí actúan entre otros Don Carlos Ardila, Don Luis Carlos Villegas, Don Julio Mario Santodomingo, Don Luis Carlos Sarmiento.

Paralelos a estos donantes han surgido un nuevo grupo de “dones” que reciben un tratamiento de respeto por el temor que infunden, por los dineros ilegales que aportan, por los ejércitos privados que los escoltan, por las tierras usurpadas, por su poder de infiltración e información y por las relaciones que tienen en el alto gobierno.

Son dones que no siempre actúan directamente en el Gobierno, en el Congreso ni en la justicia, pero que han hecho suyas algunas instancias estatales. Son conocidos públicamente y algunos hasta tienen buenas referencias del Presidente Uribe Vélez así no cuenten con visa de Estados Unidos. Son los llamados empresarios de la coerción.[2] Ellos son Don Berna o Don Adolfo, Don Raúl Montoya, Don Fabio, Don Daniel, Don Diego, y Doña Enilse.

El sistema de financiación de las campañas que tiene Colombia hace vulnerable a la democracia porque facilita a los gremios empresariales y a las organizaciones ilegales apropiarse de las decisiones centrales y relega a un segundo plano los programas de gobierno por los que vota la ciudadanía.

Medellín, 25 de abril de 2006


(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus

[1] GOBERNABILIDAD, CORRUPCIÓN Y DESEMPEÑO INSTITUCIONAL. Contraloría General de la República, 2001.

[2] Paramilitares y autodefensas 1982-2003, de Mauricio Romero (Iepri, 'Temas de hoy', 2003)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que otro de los dones de la democracia es el derecho a la calumnia. Su artículo lleno de verdaddes a medias y calumnias completas con nombre de personas que estoy seguro usted no conoce pero que no le tiembla la pluma para colocarlo al nivel de los "Don Berna " etc. Que facil es escribir lo que se venga en gana si responder por nada.

Anónimo dijo...

me gusto tu articulo, cada vez esta mejor la intención y la pluma…

Anónimo dijo...

Amigos agradezco de manera especial sus mensajes y tengo nuevo correo a partir de la fecha inesarenas@gmail.com. Saludos y buen dia



Inesa

Anónimo dijo...

Muy interesante el ejercicio de filología que propone, máxime cuando a corto plazo seremos epicentro del nuevo reino de castilla, quienes apacentaran a los descendientes de nativos y sus entronizadores a la civilización desde los nuevos edificios del saber en Santo Domingo (¿como reminiscencia del arribo de Don Cristóbal?).



Los dones de nuestros recientes antepasados definitivamente no son los señores del presente. Estos, la verdad, no donan aunque den, pero si reciben donaciones cuando dan.



Me gustaría saber si su diccionario político incluye nuevas acepciones, como las que se atisban en su escrito, ya que en el de la RAE apenas encuentro las siguientes:



“don1.

(Del lat. donum).

1. m. Dádiva, presente o regalo.

2. m. Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo recibe.

3. m. Gracia especial o habilidad para hacer algo. U. t. en sent. irón.

~ de acierto.

1. m. Tino particular que se tiene en el pensar o ejecutar.

~ de errar.”

Anónimo dijo...

Del tema del artículo, me parece que lo que todos vemos nadie lo dice y el autor lo sintetiza muy bien. Parece ser que el tema de la democracia se da por un hecho y nadie la discute, pues no vale la pena reflexionar sobre ella, precisamente porque se da por un hecho. Pero como dice Saramago: "... si hiciéramos el debate nos daríamos cuenta de que esto que estamos viviendo y que llamamos democracia, no lo es. Es una pura falacia, es una falsedad, nada de lo que está pasando hoy en el mundo, en los países que se declaran democráticos, tiene que ver con la auténtica democracia. Se ha vuelto evidente que el poder real es el poder económico. Tú no eliges a la administración de Coca Cola o de General Motors (ni del Grupo Santodomingo, ni del Grupo empresarial antioqueño, agregado mío). Entonces, si el poder real es ése, todo lo que pasa por debajo es una falacia. Es decir, tú quitas un gobierno y pones otro, pero como será el gobierno que tú quitaste o el gobierno que has puesto; en el fondo van a hacer lo mismo. Van a hacer lo que le conviene al poder económico. De tal manera, el cambio que reclamaste queda frustrado. Por eso yo creo que tiene que ser una exigencia ciudadana discutir la democracia."



Para concluir este mensaje, Saramago continúa: "El poder político tendría que controlar el poder económico, y no lo hace. Por eso digo que, en el estado en que se encuentran los gobiernos, no pasan de ser comisarios políticos del poder económico." Y agrega nuevamente: " ....El problema central es que el poder se escapó de las manos de los ciudadanos. No se escapó se lo quitaron. Lo hicieron al organizar el mundo de forma tal que la economía debilite la capacidad política de los ciudadanos de intervenir en la sociedad que es suya, de la que ellos son parte."