11 de febrero de 2008

el yesQuero Nro. 182

El derecho a la tortura

Por
Rafael Rincón Patiño*

Taxi al lado oscuro (Taxi to the Dark Side, 2007) es un documental dirigido por Alex Gibney en donde denuncia las prácticas de tortura del ejército norteamericano en Afganistán, Iraq y Guantánamo; es un documental que critica la política de la democracia estadounidense relacionada con la tortura.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como el presidente de Colombia, Álvaro Uribe V., quiere cambiar un “articulito” del ordenamiento jurídico internacional.

Uribe Vélez lo hizo y lo quiere volver a hacer en la Constitución Política de Colombia para prolongar su mandato presidencial y salvar, según sus palabras, a Colombia de la hecatombe y George Bush quiere hacer el cambio pero en los Convenios de Ginebra, para rebajar el estándar internacional de tortura y legalizar las prácticas que desarrolla la Central de Inteligencia Americana, CIA.

Bush quiere modificar un inamovible moral de la democracia liberal, de la cual él se considera su gendarme: la prohibición de todas las formas de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes. Bush quiere ganar la “guerra de civilizaciones” (llamada así por Samuel Hutington la cruzada por el petróleo), cambiando el estándar de tortura internacional. El gobierno Bush pretende garantizar la seguridad de sus conciudadanos torturando pasito (blandito y en voz baja).

Su forma preferida es la Tortura del agua, la que utilizaba la inquisición española y la misma que utilizó China en la Segunda Guerra Mundial, y que por cierto, recibió la sanción de Estados Unidos. Cuenta con el apoyo connivente del recién elegido procurador general Michael Mukasey quien ha omitido pronunciarse sobre la Tortura del agua o waterboarding.

Así como en Colombia el presidente Uribe V. juró defender la Constitución de 1991, dijo que la reelección era por una sola vez, y ahora, suspira con un tercer mandato, así el presidente Bush quiere modificar la Octava Enmienda de los derechos civiles—no se requerirá fianza excesiva, ni se impondrán multas excesivas, ni se inflingirá castigo cruel e inusitado.— y el Artículo 3º. común de los Convenios de Ginebra para suavizar la prohibición de la tortura.

Bush y Uribe V. son presidentes que se han hecho al monopolio de la moral, son representantes de una “civilización” que reclama el derecho a torturar. Ellos son los que certifican que es tortura, delito político, terrorismo, sedición. Así, mientras innumerables organizaciones de derechos humanos internacionales hablan de la crisis humanitaria en Colombia, el Departamento de Estado norteamericano certifica como ejemplar al Gobierno colombiano que tiene una clara alianza con sangrientas organizaciones paramilitares (DAS, Jorge Noguera).

Los inamovibles morales, jurídicos y políticos como la dignidad humana, la libertad, el debido proceso, el hábeas corpus dependen de los arbitrios del presidente Bush y del presidente Uribe V. Colombia y Estados Unidos tienen “gobiernos de hombres”, no tienen gobiernos de leyes. Fundan su legitimidad en los niveles de aceptación que les dan las encuestas de opinión y no en su respeto a la ley. Los órganos de control y los tribunales de justicia son para ellos parte de la coreografía institucional de sus decisiones.

Lo grave para Colombia es que el “gobierno de los hombres” es un gobierno de las no garantías, es una doctrina política autoritaria que enerva los principios constitucionales. El “gobierno de los hombres” en Estados Unidos ha tolerado que 450 personas afganas e iraquíes no tengan ni derecho de defensa, ni debido proceso y puedan ser asfixiadas en las cárceles clandestinas, en Guantánamo o en Abu Ghraib.

El Gobierno estadounidense quiere bajar el estándar internacional de tortura, situación que también afectará a los miles de marines que rondan el mundo y que sean capturados por sus enemigos.
El presidente Uribe V., líder del poder ejecutivo en Colombia, es quien de forma aberrante interpreta la ley como si fuera un alto tribunal; además, impone su hermenéutica con argucias semánticas y con magistrados de su redil (Su secretario jurídico es hoy magistrado de la Corte Constitucional, su viceministro de justicia es el Fiscal General de la Nación).

El presidente Uribe V. dicta “jurisprudencia”, interpreta con autoridad sus futuras decisiones; es un poder ejecutivo que proyecta los fallos de exequibilidad de sus decisiones realizando “consultas previas” para blindar sus excesos. Es un presidente que legisla y falla de manera exorbitante. Un Presidente que espía la justicia.

El presidente Uribe V., actúa como dueño único de la moral, es él quien califica a la guerrilla de terrorista o de buen guerrillero, a los paramilitares de delincuentes políticos (sediciosos), a la oposición de subversiva. Él califica a la guerrilla de mal mayor y al paramilitarismo mal menor. Es un gobierno que dice cuál marcha ciudadana es la de los buenos y cuál marcha ciudadana es la de los malos.

Es un presidente que llama telefónicamente a los magistrados de las Cortes para manifestar su extrañeza cuando sus amigos o familiares resultan implicados en investigaciones judiciales por parapolítica. Es un presidente que ha intimidado a los otros poderes. Un gobierno que obstruye la justicia con asfixia presupuestal.

Los “gobiernos de los hombres” son gobiernos que viven del miedo. Su éxito radica en la construcción del círculo vicioso miedo-seguridad. Ellos son la causa del miedo y ellos son la seguridad.

Bajo “la sombra de Bush y Uribe” la universalidad de los derechos quedará así: “todas las personas tienen derecho a la tortura excepto…”


* Director de háBeas Corpus, Oficina de Derechos y Gobernabilidad.

Medellín, 11 de febrero de 2008

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Dr. Rafael, tiene razón estos señores son los autores de los derechos al revés, que son los derechos de los gobiernos y no los de las personas.

Anónimo dijo...

Vaya civilización la que promueve Mr. Bush. Le recuerdo que Colombia fumiga con glifosato. El dererecho a ser fumigado.

Jorge

Anónimo dijo...

Buenos días señores Yesquero, de una página de critica objetiva, se pasa a una página de vértigo ideológico, tipo años 60. ¿Hasta qué punto es tan importante dividir el país en dos bloques de opinión? hay dos posiciones para hacer política, la tradicional de Maquiavelo, y la Antigua de Salomón. Detrás de todo poder hay un poder más fuerte, (que yo sepa). Las guerrillas son guerras que hacen los grupos al margen de la ley, y ninguna estrategia de guerra es humanista, ni ecológica, ni bondadosa, ni benéfica; produce susto, miedo, pánico, espanto, terror, muerte, y si es con secuestro, eso si que es temblor y terror. Es interesante recordar que las guerras, o guerrilla, son el fruto de las psicosis de los líderes de turno, y de quienes las acolitan, además de producirles grandes ganancias al capital que produce las armas.



El poder requiere control, legitimo, que se legitima en las urnas, o se arrebata con armas. Y en las democracias ese control lo debe ejercer el gobierno legítimo o legitimado. Como dicen en Chocó, Bogotá bota izquierda, porque son gente de escritorio y no les ha tocado el horror de la guerrita en la selva, que le enganchen el hijo, se lleven la gallina, el cerdo, se acomoden a comer y a... en tu rancho, tu parcela, al interior de tu cerca y bajo el mismo techo, te pongan a guardar caleta.



Cual será la diferencia entre autodefensa y para militar? Guerrilla, guerrerismo? Cargadores de armas, grupos de matones? De estos amos debemos ser siervos? Qué patrocina mi voz y mi palabra?



Cruzana

Anónimo dijo...

Torturar es causar dolor, eso es lo que hacen los taurinos, ellos causan dolor, maltratan un animal a los ojos de todos el mundo. Abu Ghraib o Guantánamo los tenemos en Manizales, Medellín o Bogotá.

No más torturas

Anónimo dijo...

Oficial: Soldado, ha sido usted feliz en el ejercito?
Soldado: Si, señor!
Oficial: Y ahora que se licencia, que va a hacer?
Soldado: Ser mucho mas feliz, señor!

La campanita

Anónimo dijo...

Señor Rincón,guarda ud. silencio con las torturas de Cuba y de Chávez. ¿Por qué se queda callado con la situación de derechos humanos en Cuba o en Venezuela? !ah!

Anónimo dijo...

Muy bueno el paralelo entre Bush y Uribe.

Es que la doctrina Bush es norma para Colombia. Aquí para darle gusto al gobierno gringo decimos y hacemos barrabasadas. Aunque la tortura en Colombia está prohibida se ha vuelto una práctica.

Unknown dijo...

Sr Rafael Rincón

Retomando sus palabras y cito "El presidente Uribe V., actúa como dueño único de la moral, es él quien califica a la guerrilla de terrorista o de buen guerrillero, a los paramilitares de delincuentes políticos (sediciosos)", quiere acaso usted decir con ésto, que no debemos clasificar a las FARC como un grupo terrorista por ejemplo, usted que es Defensor de los Derechos Humanos, considera que las prácticas realizadas por las farc y los paramilitares deben ser aceptadas?, me gustaría saber cuál sería su política de Gobierno porque con ésto cabe suponer que tiene en mente, una clara solución al problema actual del país, donde no hemos llegado a la anarquía por la suerte que hemos corrido, a pesar de los 50 años o más, de matanzas con el argumento de "yo tengo la razón". Como se dice actualmente seamos parte de la solución y no del problema.

Anónimo dijo...

Como siempre excelente columna y mucho mejor la interpretacion del tema. Rafa muchas gracias
Ramiro

Anónimo dijo...

Senado de EEUU prohibió ''asfixia simulada'' y otros métodos de tortura en interrogatorios

TeleSUR 13/02/08

El Senado de Estados Unidos aprobó este miércoles por la noche una iniciativa que prohíbe la llamada "asfixia simulada" y otros métodos de tortura en los interrogatorios de la CIA, moción que probablemente será vetada por el presidente George W. Bush.

Con 51 votos a favor y 45 en contra, el Senado aprobó el mismo proyecto que fue aprobado por la Cámara de Representantes el 14 de diciembre pasado, con 222 votos a favor y 199 en contra. La iniciativa financia y dicta las políticas de las agencias de inteligencia, fue aprobada en la Cámara Baja .

La Casa Blanca ha dejado claro que vetará cualquier proyecto de ley que imponga limitaciones a las tareas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), al segurar que ello es clave en la "lucha contra el terrorismo".

El director de la CIA, Michael Hayden, cuestionó la semana pasada la legalidad de la asfixia simulada en el marco de las normas actuales. Mientras, el secretario de Justicia, Michael Mukasey, dijo a los congresistas que el Departamento de Justicia no abrirá una investigación sobre el uso de la asfixia simulada, pues considera que cuando fue utilizada no violaba ninguna ley.

La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) aplaudió este miércoles la votación en el Senado, al estimar que "la asfixia simulada es y siempre será ilegal".

Anónimo dijo...

When We Torture

By NICHOLAS D. KRISTOF
Published: February 14, 2008

The most famous journalist you may never have heard of is Sami al-Hajj, an Al Jazeera cameraman who is on a hunger strike to protest abuse during more than six years in a Kafkaesque prison system.
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Fred R. Conrad/The New York Times

Nicholas D. Kristof.

Mr. Hajj’s fortitude has turned him into a household name in the Arab world, and his story is sowing anger at the authorities holding him without trial.

That’s us. Mr. Hajj is one of our forgotten prisoners in Guantánamo Bay.

If the Bush administration appointed an Under Secretary of State for Antagonizing the Islamic World, with advice from a Blue Ribbon Commission for Sullying America’s Image, it couldn’t have done a more systematic job of discrediting our reputation around the globe. Instead of using American political capital to push for peace in the Middle East or Darfur, it is using it to force-feed Mr. Hajj.

President Bush is now moving forward with plans to try six Guantánamo prisoners before a military tribunal, rather than hold a regular trial. That will call new attention to abuses in Guantánamo and sow more anti-Americanism around the world.

Defense Secretary Robert Gates and Secretary of State Condoleezza Rice pushed last year to close Guantánamo because of its wretched impact on American foreign policy. But they lost the argument to Alberto Gonzales and Dick Cheney. So America spends millions of dollars bolstering public diplomacy and sponsoring chipper radio and television broadcasts to the Islamic world — and then undoes it all with Guantánamo.

Suppose the Iranian government arrested and beat Katie Couric, held her virtually incommunicado for six years and promised to release her only if she would spy for Iran. In such circumstances, Iranian investments in public diplomacy toward the United States wouldn’t get very far, either.

After Mr. Hajj was arrested in Afghanistan in December 2001, he was beaten, starved, frozen and subjected to anal searches in public to humiliate him, his lawyers say. The U.S. government initially seems to have confused him with another cameraman, and then offered vague accusations that he had been a financial courier and otherwise assisted extremist groups.

“There is a significant amount of information, both unclassified and classified, which supports continued detention of Sami al-Hajj by U.S. forces,” said Cmdr. Jeffrey Gordon, a Pentagon spokesman, adding that the detainees are humanely treated and “receive exceptional medical care.”

Military officials did acknowledge that Mr. Hajj was not considered a potential suicide bomber and probably would have been released long ago if he had just “come clean” by responding in greater detail to the allegations and showing remorse.

Mr. Hajj’s lawyers contend that he has already responded in great detail to every allegation. One indication that the government doesn’t take its own charges seriously, the lawyers say, is that the U.S. offered Mr. Hajj a deal: immediate freedom if he would spy on Al Jazeera. Mr. Hajj refused.

Most Americans, including myself, originally gave President Bush the benefit of the doubt and assumed that the inmates truly were “the worst of the worst.” But evidence has grown that many are simply the unluckiest of the unluckiest.

Some were aid workers who were kidnapped by armed Afghan groups and sold to the C.I.A. as extremists. One longtime Sudanese aid worker employed by an international charity, Adel Hamad, was just released by the U.S. in December after five years in captivity. A U.S. Army major reviewing his case called it “unconscionable.”

Mr. Hajj began his hunger strike more than a year ago, so twice daily he is strapped down and a tube is wound up his nose and down his throat to his stomach. Sometimes a lubricant is used, and sometimes it isn’t, so his throat and nose have been rubbed raw. Sometimes a tube still bloody from another hunger striker is used, his lawyers say.

“It’s really a regime to make it as painful and difficult as possible,” said one of his lawyers, Zachary Katznelson.

Mr. Hajj cannot bend his knees because of abuse he received soon after his arrest, yet the toilet chair he was prescribed was removed — making it excruciating for him to use the remaining squat toilet. He is allowed a Koran, but his glasses were confiscated so he cannot read it.

All this is inhumane, but also boneheaded. Guantánamo itself does far more damage to American interests than Mr. Hajj could ever do.

To stand against torture and arbitrary detention is not to be squeamish. It is to be civilized.



Comment on this column on my blog at: www.nytimes.com/ontheground. I also have guest bloggers there, including a public school teacher in Chicago, a Columbia University public health specialist in Rwanda, a British midwife in Ethiopia and an American aid worker in Bangladesh.

Anónimo dijo...

Rafael, creo que esta columna ha sido muy oportuna. La tortura ha sido parte del debate aqui. La gente espera que los candidatos digan algo sobre ella.

Bush dice sí a la tortura, el Congreso dice no. Los seguidores de Bush, como el presidente de Colombia, dirán sí, como le dijeron sí al bombardeo de Afganistan, y a la invasión de Irak.

Cordial saludo,