el yesQuero, Nro. 149

Gobernabilidad prepaga

Por
Rafael Rincón Patiño*

Hace más de tres años, en febrero de 2004, el alcalde de Medellín Sergio Fajardo V. nombró, según su leal saber y entender y sin concurso alguno, al Dr. Juan Felipe Gaviria G. como Gerente de las Empresas Públicas de Medellín (EE. PP. de M.); lo hizo con la misma discrecionalidad nominadora con la que todos los alcaldes anteriores lo hicieron.

Ahora, entre los dos, el nominador y el nominado, el Alcalde y el Gerente, como supuestas contrapartes de un contrato, han suscrito un convenio de gobernabilidad para garantizar, dicen, por un lado, la autonomía, la competitividad y la sostenibilidad de la empresa de servicios públicos domiciliarios de la ciudad, y por el otro lado, los derechos del propietario, el Municipio de Medellín.

Dicen que este convenio “blinda” a las EE. PP. de Medellín. ¿De qué y de quién las blinda?

La prestación de los servicios públicos domiciliarios ha sido una fortaleza de la ciudad, gracias a esa fortaleza sus alcaldes no se desvelan con el debate de las transferencias de los ingresos corrien-tes de la nación, porque el municipio tiene una empresa que renta con holgura para reforzar las competencias legales de educación, salud, saneamiento básico, agua potable, recreación, cultura y obras públicas.

Prestar servicios públicos domiciliarios ha sido una competencia inequívoca del municipio de Medellín y lo ha hecho tanto como ente territorial, como con sus entes descentralizados.

La Administración municipal actual quiere cambiar el modelo de gobernabilidad, es decir la forma de relacionarse entre el municipio y las EE. PP. de M. Del modelo Alcalde-Gerente anterior se quiere pasar al modelo Gerente-Alcalde. En aquél, las EE. PP. M. están sometidas a las políticas públicas, están en el Plan de Desarrollo Municipal. En el modelo de gobernabilidad propuesto el Gerente es el que gobierna, es el que termina poniendo las condiciones de go-bernabilidad, es quien hace valer finalmente los recursos que en-trega al propietario.

El Convenio de Gobernabilidad Gaviria-Fajardo no tiene origen en el Concejo, sólo espera que él se notifique de su contenido o que le haga las correcciones de estilo necesarias para alcanzar su legiti-midad.

Este modelo corporativo de gobernabilidad demanda un alcalde desentendido de los servicios públicos domiciliarios. Un alcalde que conozca de servicios públicos domiciliarios o hable de políticas pú-blicas, o de tarifas, o que tenga enfoque de derechos en este campo no es funcional al modelo y rápidamente, es tildado por las benefi-ciarios del modelo como un politiquero.

Los principios y las obligaciones que consagra el denominado con-venio de gobernabilidad están redactados para un solo lado. El Convenio está recargado, es sesgado: los principios y las obligacio-nes son las del municipio con las EE. PP. M. y con sus captores; son principios y obligaciones para que lo público no se acerque a lo técnico; es un convenio con enfoque empresarial y sin enfoque ciu-dadano y, mucho menos, con un enfoque de equidad.

En el Convenio pululan las palabras del modelo: crecimiento, sostenibilidad, competitividad, eficiencia, eficacia, convergencia, productividad y transparencia. Son los valores del desarrollo que ha generado pobreza y desigualdad.

La gobernabilidad Gaviria-Fajardo está desconectada de los principios y de los derechos de las personas. Brillan por su ausencia: dignidad, equidad, solidaridad.

Un “desconectado” es una persona que ha perdido sus derechos a los servicios públicos; para la gobernabilidad Gaviria-Fajardo un “desconectado” es un cliente que no quiere o no puede pagar; es alguien que se rehabilita con tarjetas por minutos; es alguien con accesos medidos. Es el modelo de la gobernabilidad prepaga, hay relación de gobernabilidad hasta donde le alcancen los minutos.

Esa gobernabilidad prepaga intenta, además, perpetuar las cuotas políticas de la actual administración desde la gerencia hasta los miembros de la Junta Directiva. Parece que el alcalde Fajardo V. se hubiera ganado las elecciones del 2003 y las del 2007 en una sola elección. O parece que los votos de los electores del 2007 tuvieran menos valor.

El mismo Banco Mundial, en reciente informe, ha dicho que para lograr una democracia “efectiva” es necesario frenar la intervención de las élites económicas y de algunos sindicatos que tienen una injerencia excesiva en la formulación de las políticas públicas. Dice el Banco Mundial que con las élites metidas en los puestos de decisión será imposible reducir la pobreza y alcanzar las metas del milenio .

La gobernabilidad democrática se construye dándole el mismo valor y peso a todos y cada uno de los votos ciudadanos. No puede ser que ahora el gobierno Gaviria-Fajardo pretenda reducir el valor de las próximas elecciones blindando a los actuales captores del poder económico público y quitándole valor y peso a los próximos electores.

EE. PP. de M. no necesita una gobernabilidad corporativa para blindarse de la injerencia política o ciudadana, como empresa pública que es requiere una gobernabilidad democrática, es decir, una gobernabilidad fundada en decisiones públicas y no privadas. Una gobernabilidad sin blindajes que fortalezca el vínculo entre los políticos, que son los que toman las decisiones públicas más importantes, y los electores; para que los políticos respondan a las demandas de los electores, y estos, satisfechos, legitimen el ejercicio del poder.

* Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas Corpus.


Medellín, 23 de mayo de 2007