10 de abril de 2007

el yesQuero
Columna ciudadana de análisis y crítica política
www.elyesquero.blogspot.com, elyesquero@gmail.com
Nro. 143 Medellín, Colombia

Un Estado agazapado

Por
Rafael Rincón*


Si me preguntaran qué me ha enseñado en primer lugar Norberto Bobbio, respondería sin dudar: a mantener siempre despierto el espíritu crítico. Dicho de manera más coloquial, a no dejarme convencer fácilmente nunca, ni siquiera por el propio Bobbio. A no confiar nunca de manera ciega en nada. Vigilar la democracia significa también, o sobre todo, precisamente eso.

―Ermanno Vitale, filósofo político italiano―

Catorce jefes de la cúpula paramilitar presos en la cárcel de Itagüí (Antioquia), han pedido al presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, autorización para hacer proselitismo político en las elecciones locales y regionales de octubre y él ha respondido: "Yo estoy de acuerdo en que se les reconozca la condición de voceros políticos, pero que el ejercicio lo hagan desde la cárcel".

Para un ciudadano desprevenido el mensaje presidencial significa que los paramilitares están en la cárcel privados de la libertad, sometidos a la ley; para quien conozca un ápice de las cárceles de Colombia, sabe que ellas son el epicentro de muchas decisiones de orden público. Así como la feligresía que es afecta a un orden divino cree que no se mueve una hoja de un árbol sin la voluntad de un dios, así pasa con el orden público en las grandes ciudades, no hay un homicidio sin el visto bueno de un “cacique”. En las cárceles hay una autoridad estatal timorata que no cuenta con las garantías para ejercer un control carcelario.

Lo normal en un Estado de derecho es que los políticos hagan la política, pero como Colombia es un país anormal ―en conflicto armado interno, con niños que mueren de hambre y con narcotráfico― la política también la hacen los parapolíticos, que son aquellos que usan la violencia para conquistar representación política; y la hacen los paramilitares, que son aquellos que ejercen la violencia con anuencia estatal, para defender sus privilegios, mantenerse en el poder o conquistar nuevas franquicias (juegos de azar, recursos de la salud, coberturas educativas, regalías mineras, rutas de transporte público, etc.).

Cuando los políticos han cooptado a los paramilitares se habla de parapolítica. En estos casos los “patrones” son servidores públicos que han alcanzado dignidades en el servicio público por nombramiento o por elección popular: senadores, gobernadores, alcaldes, concejales, ministros, gerentes, oficiales de las fuerzas armadas y hasta presidentes. Son los enemigos agazapados de la paz, como los llamó en su tiempo el ex Comisionado para la Paz Otto Morales Benitez (1983). Ellos son el Estado agazapado que es un Estado al acecho del Estado democrático.

Desde 2001 el Estado agazapado tiene su voluntad política escrita e institucionalizada. La norma fundamental fue definida en las cumbres del Nudo de Paramillo y en las sombras de Santa Fe de Ralito (departamento de Córdoba). Allá, en armas, proclamaron refundar el poder político en Colombia. La dispensa presidencial que los voceros de Itagüí reclaman es para continuar el proyecto iniciado. Ese es el espíritu de la Constitución Paramilitar de Paramillo.

La de Paramillo es una Constitución para un Estado sin democracia, que también llaman Estado comunitario, un Estado sin demos, un Estado despoblado. Es un Estado que desplaza al pueblo para afincar las armas. Un Estado que regresivo, un Estado que hace la U.

Por otro lado, hay paramilitarismo cuando los violentos someten a los servidores públicos y a la población civil que se les resiste. Son las cúpulas militaristas y paramilitares protegidas en las cárceles de máxima seguridad, las mismas que reclaman derecho a hacer política. Criminales de lesa humanidad que orquestaron masacres, desplazamientos y despojaron de tierras a millones de campesinos.

Dicen los voceros de Itagüí (voceros de ellos) que: "La paz es esencialmente política. La paz y la política están por encima de lo jurídico y la política es la que modifica las leyes". La tienen clara. Ya no creen en sus políticos. Serán ellos directamente los que cambiarán las leyes, entre ellas la 975 de 2005 o Ley de Justicia y Paz.

Reconocer vocería política a quienes siguen en el narcotráfico y en la violencia (Octavo Informe Trimestral del Secretario General de la OEA al Consejo Permanente sobre la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia, 14 de febrero de 2007, Capítulo sobre situaciones de rearme), contar con los votos de congresistas espurios para ganar la reelección y tramitar la agenda legislativa, nombrar paramilitares en agencias del Estado y en el cuerpo diplomático, estar bajo el techo felino de “la Gata” en Sincelejo (departamento de Sucre) es ponerle conejo a la democracia para instaurar un Estado agazapado.

* Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas Corpus

Medellín, 10 de abril de 2007

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Valiente columna. Cuántos Estados conviven en una sola Colombia? el comunitario, el democrático, el neoliberal y el Estado agazapado. Todos los estados y un sólo Dios verdadero: ??

Jorge Areiza

Anónimo dijo...

Me pregunto a que persona o que entidad en nuestro pacorresponde anunciar oficialmente "Colombia es un paanormal ?en conflicto armado interno, con ni񯳠que mueren de hambre y con narcotrᦩco? "

Anónimo dijo...

Excelente articulo con un sentido critico muy fino, suspicaz, claro, contundente, sencillo y entendible.

Agregaría al articulo que dentro de la obediencia piramidal en que se basa esta organización mafiosa, esta "democracia agazapada", ese reconocimiento de la vocería política desde la cárcel, que les da el presidente de Colombia, es el reconocimiento del "patrón", del jefe máximo de este proyecto para-político y militar. ¿Por qué el presidente de un país es el que tiene que decidir sobre la participación en política de una organización que ha cometido los peores crímenes de lesa humanidad y de guerra?

Así como el Presidente Uribe decide autonomamente que éstos pueden participar en política, también decide de forma arbitraria quienes no pueden participar en política y esto lo hace a través de toda la maquinaria económica-política-para-militar engranada desde hace varios años atrás en nuestra sociedad.
Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Rafa, le ponen conejo a la democracia, y le ponen gata al autoritarismo.

Que Dios te bendiga,

Helena Bermudez

Anónimo dijo...

Estimado señor ;
Conozco Colombia. No he estado lo suficiente como para refutar o aplaudir su columna. Eso sí, semana tras semana con una crítica profunda a su propio país llega a un límite que uno se pregunta : será o no cierto que Colombia es un infierno...
Saludos,
JUAN A.

Anónimo dijo...

hola rafael vaya que nos llevo el que nos trajo por no decir mas feo ..........una pregunta : quien de los ratones va a ponerle el cascabel al gato? tal vez Piedad Cordoba?

Anónimo dijo...

Esta es efectivamente la situación colombiana. El llamado "Appeasement" en inglés, de Neville Chamberlain para contentar a Hitler y evitar que se enojara, pero que para nada sirvió, lo tenemos aquí en la version colombiana de Chamberlain Uribe contentando a, no uno, sino muchos Hitleres paras y más tarde habrá que hacer lo mismo con los Stalins de la guerrilla. Agradable artículo, es la verdad.

Fernando Henao

Anónimo dijo...

SR. USTED NO TIENE UNA COLUMNA, USTED LO QUE TIENE ES UN FRENTE DE GUERRA.

Anónimo dijo...

SAludos Rafael

Muy grato leerte, y más este tipo de columna.
Seguimos en contacto.

Te cuento que tengo casi toda la colección del YESQUERO.
Podría incluso publicar algun material.
Te parece buena idea.

DIEGO CALLE^PÉREZ

Anónimo dijo...

¿Por qué los paras le piden permiso a Uribe? ¿Por qué lo señalan? Que no diga después que son las ONG las que lo acusan de paramilitar, o que es una calumnia del senador Robledo cuando habla del Parauribismo.