el yesQuero No. 92
COLUMNA DE ANÁLISIS Y CRÍTICA POLÍTICA
Consultorio de derechos y gobernabilidad háBeas corpus
Dirección electrónica: elyesquero@gmail.com; Medellín, Colombia


LA SEGURIDAD POR INMOVILIZACIÓN
¿HACIA DÓNDE VA EL PÉNDULO?

Por
Rafael Rincón (*)

En las democracias las elecciones son las que dicen para dónde oscila el péndulo político: derecha, centro o izquierda. El principio de “la mayoría manda” es la columna vertebral de las democracias y cada ciudadano es dueño de una porción de soberanía que depositada individualmente en las urnas define el destino colectivo de una nación.

En América Latina el péndulo político giró hacia la izquierda en el año 2005, eso fue lo que se vio en Uruguay y en Bolivia. En Venezuela ha estado en la izquierda después del centro de los “adecos” y “copeyanos” y en Chile el péndulo lleva en el centro-izquierda diecisiete años con los presidentes de la Concertación y sigue más hacia la izquierda con el gobierno de la señora Michelle Bachelet.

Hoy el péndulo político en Colombia está en la derecha porque así lo quisieron los electores del 2002 después de la frustración con la negociación política del conflicto armado sin cese al fuego, del irrespeto de las FARC a las amplias condiciones brindada y a la oferta de seguridad democrática que embrujó a la mayoría de los votantes, de la misma manera como en 1998 los sufragantes fueron hechizados con la foto del apretón de manos entre Andrés Pastrana y Manuel Marulanda Vélez.

Pero éste no es el gobierno de la “seguridad democrática”, ni ha sido el tiempo de la seguridad del campo, ni el periodo de la seguridad de todos. Es el cuatrienio de la seguridad como resultado del cambalache de la no-extradición de narcoparamilitares por la inmovilización de sus ejércitos privados. Un gobierno que fundó su gobernabilidad en la seguridad y la consiguió en los lugares en donde tienen presencia los paramilitares que negociaron la inmovilización.

Aun cuando para los Santos de la Presidencia (Francisco y Juan Manuel), su Jefe es el Tony Blair de América Latina, que representa el centro o la llamada Tercera Vía -ese débil camino del medio entre la mano invisible del mercado y el Estado activo-, para un amplio sector de la opinión pública nacional e internacional Uribe es un hombre de derecha, de mano dura, que intenta quebrar su férrea imagen, la del puño en alto, con el uso de recursos lingüísticos como los diminutivos.

Este periodo presidencial ha sido una coyuntura de feroces ataques contra el Estado Social de Derecho y contra la Constitución Política de 1991. El ex ministro Londoño Hoyos ha sido la cara expresa del odio a la Carta del 91, y el asesor Fabio Echeverri, ex presidente del gremio de los industriales (ANDI), y asesor en la Casa de Nariño han promovido la desobediencia a ella y los ataques a la Corte Constitucional y a los órganos de control.

Ha sido un gobierno contra la rama jurisdiccional, como cuando Londoño Hoyos injurió a sus jueces naturales siendo Ministro de Justicia o Juan Manuel Santos hizo lo mismo contra el Consejo de Estado. El referendo del 2003 fue quizás el envión más fuerte contra la Constitución, pero fue la reelección, el cambio de un “articulito” según el consejero Fabio Echeverri, quien le propinó el más duro golpe al equilibrio de poderes y robusteció el presidencialismo.

En las elecciones del domingo venidero para Congreso de la República, se pone en juego la vigencia de la Constitución Política de 1991 y el Estado Social de Derecho o la permanencia del péndulo en la derecha con una política en donde el “corazón grande” estará del lado del mercado y el “pulso firme” se aplicará a las disidencias y las protestas.

Colombia tiene la oportunidad de detener la oscilación del péndulo hacia la derecha y buscar mejores condiciones de vida para las mayorías, conseguir el respeto a los derechos humanos y la vigencia del Estado Social de Derecho, votando contra las propuestas que dan prioridad a la guerra y a la seguridad, y escogiendo la igualdad y las libertades como condiciones de gobernabilidad democrática.


Medellín, 7 de marzo de 2006

(*) Director del Consultorio de derechos y gobernabilidad háBeas corpus.