el yesQuero No. 86
CONSULTORIO DE DERECHOS Y GOBERNABILIDAD
Corporación háBeas.corpus
Correo: elyesquero@gmail.com; Medellín-Colombia
VERDAD SABIDA Y BUENA FE GUARDADA
CONTRAEVIDENTE
Por
Rafael Rincón (*)
En una democracia la regla general es que los funcionarios toman las decisiones en derecho y en equidad, y, excepcionalmente, las toman en conciencia y bajo el principio de la verdad sabida y la buena fe guardada.
Las decisiones en derecho están soportadas en la ley, la interpretación de ellas y en hechos objetivamente probados. Las decisiones en equidad son menos frecuentes y son tomadas buscando el equilibrio en la decisión evitando cargas gravosas para las partes y asignando beneficios a quien los necesita. Y, las decisiones en conciencia y las de verdad sabida y buena fe guardada se remiten al fuero interno del fallador, quienes deciden no tienen que hacer explícitos los hechos.
Todas las decisiones tienen control, incluso las que se toman en conciencia o las que se toman bajo el principio de la verdad sabida y la buena fe guardada, porque ellas pueden ser declaradas contraevidentes.
La decisión en la que dos partidos políticos nuevos, Cambio Radical y el partido de la U, decidieron expulsar a cinco de sus miembros y, la decisión del Presidente de la República Álvaro Uribe, quien por medio de su vocero de campaña, Juan Manuel Santos, acusó sin pruebas al precandidato liberal Rafael Pardo de conspirar con las FARC contra su gobierno constituyen dos decisiones, tomadas bajo el principio de verdad sabida y buena fe guardada, que descubren a Colombia como una democracia sometida, sin libertad electoral.
La diferencia está en que en la decisión de los partidos la verdad sabida -que hay paramilitares campaña electoral- es evidente; mientras que en la segunda la verdad sabida -la conspiración del exministro de Defensa Rafael Pardo con las FARC- es tan ajena a la realidad que es contraevidente.
Según la Registraduría Nacional del Estado Civil el actual congresista y candidato José Luis Caballero obtuvo resultados electorales iguales al 97% del total de la votación en municipios del departamento del Magdalena de donde no es oriundo, ni ha vivido; lo mismo ocurre con los congresistas Dieb Maloof y Luis Eduardo Vives. Los tres obtuvieron votaciones exageradas en jurisdicción de los jefes paramilitares Jorge 40, Macaco y Ernesto Báez. En este caso la verdad sabida le da convicción al fallador para decidir y guardar la buena fe.
En el segundo caso, la verdad sabida -la conspiración Pardo-FARC contra el Presidente- es contraria a los hechos. No hay una sola prueba más allá del chorro de babas del Doctor Juan Manuel Santos. Un solo hecho contraría la calumnia, en 1991 Rafael Pardo, como Ministro de Defensa ordenó el bombardeo de Casa Verde, centro de operaciones del Secretariado de las FARC.
De otro lado, la buena fe está definida como la lealtad en la conclusión y la ejecución de los actos.
En la decisión de los partidos está cuestionada la oportunidad de la expulsión. ¿Por qué se expulsan en coyuntura electoral y por qué no se tomó la decisión en el momento de votar la reelección presidencial?. La buena fe aducida en el caso de las expulsiones no guarda lealtad con la aceptación de sus votaciones en la aprobación del Acto Legislativo No. 2 de 2004, o reelección presidencial inmediata.
En la decisión presidencial, a la contraevidencia (Pardo-FARC Versus Uribe) se suma la mala fe de denunciar una difamación, una mentira. Se calumnia al opositor político en rueda de prensa en la Casa de Nariño, no se tienen pruebas de los hechos, y se utiliza a la Fiscalía General para intimidar, a sabiendas que el juez natural del congresista candidato es la Corte Suprema de Justicia.
Los partidos políticos pecan por falta de transparencia cuando abusan del principio de la verdad sabida y la buena fe guardada para unos casos y la omiten para otros; y el presidente Uribe amenaza las elecciones presidenciales cuando calumnia a los opositores.
La verdad sabida es que Colombia tiene una democracia amenazada no sólo por la guerrilla, los paramilitares o el narcotráfico, sino por los nuevos partidos y por un presidente-candidato, y la buena fe guardada es la de cada colombiano que sigue votando cada cuatro años.
Medellín, 24 de enero de 2006
(*) Director del Consultorio de derechos y gobernabilidad, háBeas.corpus.
CONSULTORIO DE DERECHOS Y GOBERNABILIDAD
Corporación háBeas.corpus
Correo: elyesquero@gmail.com; Medellín-Colombia
VERDAD SABIDA Y BUENA FE GUARDADA
CONTRAEVIDENTE
Por
Rafael Rincón (*)
En una democracia la regla general es que los funcionarios toman las decisiones en derecho y en equidad, y, excepcionalmente, las toman en conciencia y bajo el principio de la verdad sabida y la buena fe guardada.
Las decisiones en derecho están soportadas en la ley, la interpretación de ellas y en hechos objetivamente probados. Las decisiones en equidad son menos frecuentes y son tomadas buscando el equilibrio en la decisión evitando cargas gravosas para las partes y asignando beneficios a quien los necesita. Y, las decisiones en conciencia y las de verdad sabida y buena fe guardada se remiten al fuero interno del fallador, quienes deciden no tienen que hacer explícitos los hechos.
Todas las decisiones tienen control, incluso las que se toman en conciencia o las que se toman bajo el principio de la verdad sabida y la buena fe guardada, porque ellas pueden ser declaradas contraevidentes.
La decisión en la que dos partidos políticos nuevos, Cambio Radical y el partido de la U, decidieron expulsar a cinco de sus miembros y, la decisión del Presidente de la República Álvaro Uribe, quien por medio de su vocero de campaña, Juan Manuel Santos, acusó sin pruebas al precandidato liberal Rafael Pardo de conspirar con las FARC contra su gobierno constituyen dos decisiones, tomadas bajo el principio de verdad sabida y buena fe guardada, que descubren a Colombia como una democracia sometida, sin libertad electoral.
La diferencia está en que en la decisión de los partidos la verdad sabida -que hay paramilitares campaña electoral- es evidente; mientras que en la segunda la verdad sabida -la conspiración del exministro de Defensa Rafael Pardo con las FARC- es tan ajena a la realidad que es contraevidente.
Según la Registraduría Nacional del Estado Civil el actual congresista y candidato José Luis Caballero obtuvo resultados electorales iguales al 97% del total de la votación en municipios del departamento del Magdalena de donde no es oriundo, ni ha vivido; lo mismo ocurre con los congresistas Dieb Maloof y Luis Eduardo Vives. Los tres obtuvieron votaciones exageradas en jurisdicción de los jefes paramilitares Jorge 40, Macaco y Ernesto Báez. En este caso la verdad sabida le da convicción al fallador para decidir y guardar la buena fe.
En el segundo caso, la verdad sabida -la conspiración Pardo-FARC contra el Presidente- es contraria a los hechos. No hay una sola prueba más allá del chorro de babas del Doctor Juan Manuel Santos. Un solo hecho contraría la calumnia, en 1991 Rafael Pardo, como Ministro de Defensa ordenó el bombardeo de Casa Verde, centro de operaciones del Secretariado de las FARC.
De otro lado, la buena fe está definida como la lealtad en la conclusión y la ejecución de los actos.
En la decisión de los partidos está cuestionada la oportunidad de la expulsión. ¿Por qué se expulsan en coyuntura electoral y por qué no se tomó la decisión en el momento de votar la reelección presidencial?. La buena fe aducida en el caso de las expulsiones no guarda lealtad con la aceptación de sus votaciones en la aprobación del Acto Legislativo No. 2 de 2004, o reelección presidencial inmediata.
En la decisión presidencial, a la contraevidencia (Pardo-FARC Versus Uribe) se suma la mala fe de denunciar una difamación, una mentira. Se calumnia al opositor político en rueda de prensa en la Casa de Nariño, no se tienen pruebas de los hechos, y se utiliza a la Fiscalía General para intimidar, a sabiendas que el juez natural del congresista candidato es la Corte Suprema de Justicia.
Los partidos políticos pecan por falta de transparencia cuando abusan del principio de la verdad sabida y la buena fe guardada para unos casos y la omiten para otros; y el presidente Uribe amenaza las elecciones presidenciales cuando calumnia a los opositores.
La verdad sabida es que Colombia tiene una democracia amenazada no sólo por la guerrilla, los paramilitares o el narcotráfico, sino por los nuevos partidos y por un presidente-candidato, y la buena fe guardada es la de cada colombiano que sigue votando cada cuatro años.
Medellín, 24 de enero de 2006
(*) Director del Consultorio de derechos y gobernabilidad, háBeas.corpus.
2 comentarios:
Tu columna deja el amargo sabor ya
supersabido pero no por eso menos amargo de que
nuestra 'democracia' es una 'demostracracia'. Es
decir, sólo es una democracia para MOSTRAR ante la
opinión ajena.
Espero que El Yesquero sea tan bueno como El Candil.
Rosa
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