el Candil No. 83
OBSERVATORIO DE DERECHOS Y CONFLICTO URBANO
Instituto Popular de Capacitación; Medellín, Colombia
www.ipc.org.co, correo: elcandil@gmail.com

BARÓMETRO GLOBAL DE CORRUPCIÓN
LOS OPACOS DEL 2005

Por
Rafael Rincón (*)

Haití es el país más corrupto del mundo según la organización Transparencia Internacional que mide la corrupción con el Índice de Percepción de la Corrupción, en donde se califica a los países de uno a diez; siendo uno la calificación para el país más opaco y 10 la calificación para el país más transparente. Finlandia fue calificada por TI con 9.7, siendo el país más transparente y Haití fue calificado con 1.5, siendo el país más opaco. Colombia fue calificada con 3.8, ocupando el puesto 60 entre 146 países.

Los partidos políticos y la policía son las instituciones más corruptas en el mundo según el Barómetro Global de Corrupción, BGC, otro indicador de la misma organización TI. El BGC mide “la temperatura” de las personas cuyas vidas y opiniones se ven afectadas por la corrupción. El BGC utiliza una escala de 1 a 5, en donde 5 es considerado “muy corrupto”.

En el 2005 fueron encuestadas 55.000 personas en 69 países quienes identificaron a los partidos políticos como el sector más corrupto, recibiendo una calificación de 3.7, seguida de la policía con 3.6.

El Barómetro global de la corrupción 2005 indica que el impacto de la corrupción en la vida personal y familiar resulta aún más dramático en los hogares más pobres. Además, los ciudadanos en países de bajos ingresos tienden a pagar un porcentaje significativamente mayor de sus ingresos en sobornos que en los países de mayores ingresos.

Al lado de los indicadores y de las medidas están los hechos que tozudamente descubren la opacidad y la falta de transparencia que en Colombia es múltiple y variada; veamos algunos casos que participan en la clasificación del 2005:

La Fuerza Pública fue opaca con la desinformación sobre las masacres de Guaitarilla y Cajamarca, la masacre de San José de Apartadó, con los campesinos asesinados y presentados como guerrilleros o paramilitares, con las campañas de desarme ciudadano, con las relaciones con los grupos paramilitares, con la muerte del hermano de la congresista Eleonora Pineda en el municipio de Tierralta, Córdoba.

El Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, fue opaco al no condenar el apoyo a su campaña reeleccionista de los grupos paramilitares, no fue transparente con el traslado de Don Berna de la cárcel de Combita a la de Itagüi, fue opaco con la participación de los congresistas en los Consejos Comunales, con el preacuerdo Telmex-Telecom, con la entrevista de noventa minutos a Caracol, con la no extradición de algunos narcotraficantes, con la desatención a la población en situación de desplazamiento, con la desmovilización de falsos héroes paramilitares, con el nombramiento del jefe de la oposición en la embajada en Washington, con los cambios en el DAS a los tres años de estar escuchando ruidos en la agencia de inteligencia que está bajo su dependencia, con la aprobación de millonarias primas para altos funcionarios públicos en momentos de reelección presidencial.

El Congreso fue opaco con la aceptación de nombramientos de familiares de parlamentarios en las embajadas y consulados, con la ley de justicia y paz, con el bochorno a Gina Parody, con el boicot al debate sobre COOMEVA, con los parlamentarios que pidieron desobedecer la ley y los fallos de la justicia, con la iniciativa para revestir al presidente para conceder perdón por crímenes de lesa humanidad.

La justicia fue opaca con el fallo del Consejo de Estado que declaró la nulidad de las elecciones para Congreso a los tres años, con los fallos de la Corte Constitucional sobre la reelección y sobre la ley de garantías, con los fiascos de la Fiscalía General de la nación en la investigación del magnicidio de Luis Carlos Galán, o en la ausencia de investigación por los desaparecidos del Palacio de Justicia, por la falta de responsables en el caso del exilio de Daniel Coronell, por la infiltración de paramilitares en la Corte Constitucional ad portas del fallo de la reelección,

En el campo municipal la opacidad no está ausente y es así como en el Concejo de Medellín es frecuente que las sesiones culminen con la presencia de 6 ó 7 concejales de 21 que integran el cabildo. Según las Actas de los dos primeros periodos ordinarios y de tres periodos extraordinarios hubo 126 sesiones en las cuales brillaron por su ausencia concejales como Jenaro Pérez Gutiérrez (32), Máximo Pérez Soto (12), Mauricio Tobón (9), Diego Humberto Arango (8), Martín Emilio Rodríguez (8), Fabio Estrada Chica (7), Gabriel Jaime Rico (6). Hay concejales que firman la lista y no permanecen las tres horas que dura la sesión ordinaria del concejo: Santiago Martínez Mendoza, María Mercedes Mateos, Diego Humberto Arango, Gabriel Jaime Rico.

En la Alcaldía de Medellín no fueron transparentes los cambios de directivos en el Área Metropolitana, el contrato de consultoría de EEPPM con Teletraining Ltda., la responsabilidad en la Secretaría de Gobierno por el traslado de indigentes al municipio de Caldas, el viaje del Alcalde a Europa para responder a Amnistía Internacional o la National Geographic, las explicaciones para que el alcalde viva en la casa de huéspedes del municipio, no es transparente el número de desconectados de los servicios públicos, es opaco decir que el municipio le hace “regalos” a la ciudadanía con sus propios impuestos.

En el sector privado hay opacidad cuando ANIF pide no pagar las contribuciones parafiscales, cuando COOMEVA le rehuye a los debates en el Congreso; son opacos los libros de alias “Popeye” y el de Alberto Giraldo, es opaco el atentado contra Germán Vargas Lleras, fue opaca la clasificación del Real Cartagena a la liga profesional, y fue opaco el negocio de Bavaria con SABMILLER, en donde mediante la figura de la fusión se burlaron $1.200 millones de dólares en impuestos.

La opacidad campea de la mano de la pobreza y de la exigua inversión social. La opacidad entendida como la falta de transparencia se materializa en la desinformación, la falta de información, en los mensajes equívocos, en los silencios y en los sofismas de distracción que distancian de lo público el ejercicio del poder. La opacidad es el medio para que los corruptos hagan su fiesta de cuenta de los dineros públicos.


(*) Abogado de la Universidad de Medellín, analista de derechos, conflicto y gobernabilidad.



Medellín, 13 de diciembre de 2005