6 de diciembre de 2005


el Candil No. 82
OBSERVATORIO DE DERECHOS Y CONFLICTO URBANO
Instituto Popular de Capacitación; Medellín, Colombia
www.ipc.org.co, correo: elcandil@gmail.com

Solidaridad y Corresponsabilidad sin política pública.
CARIDAD CON UÑAS

Por
Rafael Rincón (*)


La niña Daniela tiene luz gracias a la solidaridad, los damnificados del invierno duermen sobre camas secas y limpias gracias a la solidaridad, el profesor Luis Fernando Montoya es atendido cabalmente gracias a la solidaridad. Medellín tiene un inmenso capital de solidaridad representado en miles de organizaciones, de hombres y de mujeres que constituyen el voluntariado, que no son más que la expresión de la solidaridad y que se manifiesta con los habitantes de la calle, con el trabajo en las cárceles, con las mujeres pobres, con las madres adolescentes, con los desplazados, con los secuestrados y desaparecidos, con las víctimas del conflicto armado, con los damnificados de emergencias, con los discapacitados físicos y en general con la población vulnerable.

Sin embargo, este importante recurso es casi invisible para el municipio de Medellín. El Plan de Desarrollo en su línea cuatro, habla de una ciudad productiva, competitiva y solidaria en donde la solidaridad queda reducida al apoyo a las cooperativas y a las organizaciones asociativas.

La solidaridad está en manos de la espontaneidad y el municipio no tiene una apuesta con ella a sabiendas que es un fundamento del Estado Social de Derecho. Consecuente con ese desdén la Secretaría que llevaba este nombre sufrió un cambio de nominación y ahora se llama Secretaría de Bienestar Social.

Pareciera que la población más vulnerable no tiene un lugar en el municipio ni en el plan de desarrollo. Los habitantes de la calle, los desplazados, los ancianos trabajadores están a merced de la caridad, en las manos de dios y llevados del diablo porque el municipio rico no tiene una política pública para ellos.

Por otro lado, dice el Plan de Desarrollo, que el principio de la corresponsabilidad constituye no solo una forma de gobernar e integrar a los actores en torno al Plan, sino que implica además, una nueva cultura de la civilidad y una revaloración de lo público”. La corresponsabilidad es un principio administrativo mediante el cual “todos y todas ponemos” en la construcción de ciudad (Plan de desarrollo, 2004, p. 11).

Este principio, a dos años de ejecución del Plan, no ha tenido desarrollo; y no tiene ejecución porque no tiene instrumentos de gestión, por falta de metas, de programas y de proyectos.

La corresponsabilidad en Medellín es un principio que se ha pervertido. No puede ser que la inundación de las zonas verdes con vallitas publicitarias, contrariando la ley, sirva para mostrar la corresponsabilidad de algunas empresas que se ganaron un espacio público para publicidad en lugares prohibidos por la ley. Además, hacerle creer a la ciudad que la corresponsabilidad consiste en el mantenimiento, y se oculta la ocupación del espacio público y el no pago de impuestos de avisos y tableros.

Otro caso de perversión del principio de la corresponsabilidad es el de las exenciones tributarias. Se generan exenciones fiscales para que haya corresponsabilidad en la generación de empleo y de ingresos. Ni lo uno, ni lo otro; ni empleo, ni ingresos. Lo único que queda son los exonerados.

Parodiando al escritor Antonio Caballero que, alguna vez, le propuso a los corruptos robar la mitad, aquí se podría proponer a los gremios que hacen lobby para conseguir exenciones que no le regalen nada a la ciudad, que no se comprometan con la cortada del césped, que mejor paguen sus impuestos y no los evadan, ni los eludan.

La administración del Dr. Sergio Fajardo no ha dado muestras de ser una alcaldía alternativa al bipartidismo tradicional que criticó, por el contrario regresó a un Estado local de bienestar, asistencialista, benefactor en donde el municipio no cumple con el deber constitucional de la solidaridad, sino que realiza “regalos”, actos de desprendimiento con la población que se encuentra en situaciones de debilidad manifiesta.


Medellín, 6 de diciembre de 2005

(*) Abogado, analista del Observatorio de derechos y conflicto urbano del Instituto Popular de Capacitación de Medellín.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Rafa a propósito de articulo caridad con uñas… Feliz fin de semana. Oswaldo



“Se nos ha dicho muchas veces que la solidaridad es un modo de paliar los efectos de la economía y que debe aparecer después de que ésta ha cumplido su tarea.
Lo que sostenemos es que la solidaridad debe introducirse en la economía misma. Que la solidaridad sea tanta que llegue a transformar la economía, generando nuevos y verdaderos equilibrios”



Luis Razzeto M.

Anónimo dijo...

En Bogotá la caridad con uñas no es menos evidente. Se hace a través de los premios del Banco de Colombia, de Carulla y de El Tiempo. Bien raro como los insolidarios crean premios de solidaridad.

Álvaro Castillo Bustamante

Anónimo dijo...

hola!!! aacabo de leer tu informe y me gusto bastante es por ello y por muchas cosas mas que me aburri de mi Pais (metaforicmente hablando) pues lo adoro con todo mi corazon y su clima y gente lo hace ver mucho mas bonito, perdon hago plena claridad> cuando hablo de su gente no hablo de los politicos ni de los que supuestamente estamos haciendo disque ciudad,en verdad que todo el tiempo que labore para el ente municipal me senti que enganaba a la gente a pesar que daba todo lo que estaba a mi alcance, pero que decir de los famosos Planes de Ordenamientos Territorial, esto verrdaderamente si es un FRACAZO DE LOS MAS GRANDES FRACAZOS Y LA MENTIRA MAS GRANDE DEL MUNDO, CREER QUE EL MUNDO SE TAPA CON UN PANUELO ES EL SENTIMIENTO MAS ESTUPIDO QUE HE VISTO EN MI VIDA, LA POBREZA CONTINUA, LOS PROBLEMAS SE ACRECIENTAN, LOS POBRES SON CADA VEZ MAS Y MAS POBRES Y NI QUE HABLAR DE LOS MISMOS CON LAS MISMAS CADA VEZ SON MAS RICOS Y CADA VEZ SON MAS HABILES CON LA POLITIQUERIA, DE QUE SOLIDARIDAD Y CORRESPONSABILIDAD HABLAMOS,

Anónimo dijo...

Luego de la entrega de los combatientes el día 12 de diciembre, del bloque central Bolívar, llama poderosamente la atención la entrega de dos helicópteros artillados por parte de este grupo alzado en armas, y llama la atención que un grupo declarado ilegal tenga este tipo de dotación que solo debería estar en manos de las fuerzas del orden legítimamente constituidas. La pregunta inicial es y donde estaban las autoridades cuando estos elementos de guerra se utilizaban, donde están los controles que entidades como Aerocivil deben ejercer sobre las aeronaves que sobrevuelan el espacio aéreo Colombiano, donde estaba el ejercito y la policía cuando estos helicópteros eran utilizados en los enfrentamientos propios de la guerra que se libra en dichos territorios; es sorprendente que en el momento de la entrega ningún medio de comunicación ni ninguna autoridad competente se pronuncie y establezca las responsabilidades que esta situación amerita y exige.

Los Colombianos nos quedamos solamente con la noticia de la desmovilización, las declaraciones de sus voceros solicitando curules en la cámara de representantes, como siempre solamente el hecho inmediato es lo importante, pero se hace necesario pedir que se establezcan responsabilidades por la acción permisiva y tolerante de autoridades tanto civiles y militares, al permitir que un grupo ilegal se armara y contara con tecnología de guerra para atacar a los mismos Colombianos; si realmente esperamos poder algún día llegar a hablar de justicia y reparación, es necesario que el gobierno tenga la suficiente convicción democrática para establecer las responsabilidades y las sanciones del caso, para todos aquellos funcionarios que contribuyeron a que el espiral de guerra cada vez se fortaleciera más.

Quedamos a la espera de pronunciamientos del alto comisionado para la paz y de los altos mandos militares, sobre una situación que no debe quedar como una simple reseña noticiosa o anecdótica de la locura de la guerra, por el contrario necesita un mayor análisis y el establecimiento de responsabilidades de aquellos que también son culpables de la crisis y el dolor que hoy embarga a tantos y tantas Colombianos y Colombianas.


CARLOS ALBERTO AMARILES MONTOYA