el Candil No. 71
OBSERVATORIO DE DERECHOS Y CONFLICTO URBANO
Instituto Popular de Capacitación; Medellín, Colombia
www.ipc.org.co, correo: elcandil@gmail.com
LA POBREZA EN PÚBLICO
Por
Rafael Rincón
Analista
“La plata está hecha” o “lo que hay es pobreza de espíritu” son dos frases que uno se las quisiera creer cuando habla de pobreza. Son expresiones que explican la pobreza en la falta de iniciativas, de ganas de trabajar, en la falta de pujanza. Pero, también enunciados que ocultan sus causas como la desigual distribución de los ingresos o la discriminación social o de género.
Frente a las cifras de pobreza e inequidad presentadas por el profesor norteamericano Thomas Pogge en su libro “Pobreza Mundial y derechos humanos” queda claro que la pobreza es un problema de orden mundial que está lejos de explicarse en la pereza, o en no querer trabajar, trabajar y trabajar.
“Cuarenta y seis por ciento de la humanidad vive por debajo de la línea de pobreza establecida por el Banco Mundial (ingreso menor a dos dólares por día), de los cuales alrededor de mil doscientos millones viven en la pobreza extrema, con un ingreso menor a un dólar por día. Un tercio del total de las muertes humanas (18 millones por año sobre 54 millones) son consecuencia de problemas ocasionados por la pobreza. Cerca de un quinto de la población no cuenta con los recursos suficientes para comer”.[1]
En el departamento de Antioquia tres millones de antioqueños viven en condiciones de pobreza; de ellos, alrededor de un millón está en situación de miseria, viven con menos de un dólar al día.[2] En términos porcentuales el 54.4% de la población total es pobre y el 19.6% padece miseria.
Fuera del Valle de Aburrá, 4 de cada 5 personas son pobres, es decir, el 80% de la población
Aunque la pobreza, como falta de oportunidades para llevar una vida digna, se ve y se siente todos los días, a toda hora y en todo lugar, parece que ella fuera parte del paisaje inmodificable de las ciudades al momento de formular y ejecutar los planes de desarrollo municipal.
La pobreza, que es más evidente en tiempos de proselitismo político, se vuelve vergonzante al momento de la aprobación y ejecución de los planes de desarrollo.
Los planes de desarrollo municipal, que son la voluntad política hecha norma, son los instrumentos jurídicos para garantizar el cumplimiento de las obligaciones sociales. En los planes de desarrollo es en donde se debe poner en público la pobreza, de ellos es de donde se deriva la responsabilidad pública. Quizás por esta razón es que la pobreza se esconde en los planes de desarrollo, y por ende tampoco se ven los responsables.
La pobreza sólo ha tenido respuestas individuales derivadas de las personas de buena voluntad, pero las replicas deben proceder de la voluntad política decidida que la acoja en los planes de desarrollo municipal; en otras palabras la pobreza tiene que tener una política pública.
En un reciente estudio de la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín se relaciona como en nueve de los diez municipios del Valle de Aburra no existe una estrategia autónoma para reducir la pobreza o mejorar las condiciones de equidad. El informe cita como en tres municipios (Sabaneta, Copacabana y Barbosa) no aparece ni una sola vez la palabra pobreza, en otros tres (Itagüi, Envigado y Girardota) aparece una vez. Parecen decir que la pobreza es de los pobres, que la pobreza no es pública, que es una condición particular que reclama limosna, colaboración o desprendimiento.
Sin embargo, es la desigualdad la que desnuda la pobreza. Mientras en Medellín se construyen proyectos de vivienda de 1.400 millones de pesos, llamados programas de vivienda para el estrato 25, en esta misma ciudad el Concejo tiene que generar estímulos para que los mismos empresarios construyan vivienda de interés social.
Si se toma el presupuesto del municipio de Envigado del año 2004 y se divide por el número de sus habitantes se encuentra que a cada persona le corresponden $728.067, haciendo la misma operación con una persona del municipio de Caldas, el resultado es 3.3 veces menor, es decir le corresponde una suma de $218.095. Los municipios con mayores ingresos por habitante son Medellín, Envigado y Sabaneta y los de menores ingresos son Caldas, Copacapabana y Barbosa.
Si los municipios del Valle de Aburra quieren cumplir con los objetivos del milenio, con los Pactos de Equidad tienen la obligación de poner en público la pobreza. No tanto para exhibirla y recaudar cooperación internacional como sí para nominarla, trazarle estrategias propias, programas, proyectos, metas, indicadores, responsables y mecanismos de control.
Medellín, septiembre 20 de 2005.
[1] Pogge, Thomas. Pobreza mundial y derechos humanos. Polity Press. 2002
[2] Veeduría al Plan de Desarrollo. Informe: “Pobreza, ¿Dónde Estás?”, septiembre de 2005. Se puede consultar en www.veeduriamedellin.gov.co
4 comentarios:
Hola equipo del Candil, me gusto mucho este número
felicitaciones
Adriana B
excelente artículo, muchas gracias. Jorge Escobar R.
Muy bueno que se diga que la pobreza no es por pereza; ¿será que Ardila Lulle es el menos perezoso de los colombianos? Lo dudo mucho.
José Aguirre
que buen artículo el de la pobreza. Tienes razón. Como siempre se ha
ocultado el ojo morado dado por el marido alegando choques con una
puerta, la pobreza mientras la puedan mantener en la esfera de 'lo
íntimo' no hay que pararle bolas porque es un 'vicio solitario'.
Anabel
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